sábado, 13 de marzo de 2021

ARRIMADAS NO ES HARRY POTTER

 


Los acontecimientos vertiginosos de los dos últimos días han venido a demostrar de forma fehaciente que todos los políticos son iguales… a sí mismos.

Quedará en el secreto del sumario la muy verosímil conexión Ábalos-Arrimadas para fabricar una moción de censura en Murcia, donde las mesnadas de Cs se sentían ninguneadas y molestas por los modos prepotentes de López Miras. La iniciativa cuadra tanto con el currículum del inquieto muñidor socialista, activo ya en otra moción de censura histórica que sí salió bien, como con el de la Bella Harry, a quien algunos inmisericordes han bautizado como la “Montapollos”.

Puesto en el disparadero, el PP ha reaccionado asimismo con absoluta fidelidad a sus principios (por llamarlos de alguna manera): ha tirado de tarjeta black y cargado el coste de la operación en la cuenta de la caja B.

Esto, señores, es realpolitik. No conviene nunca ignorar que las cosas son como son; es más sano y trae menos disgustos tomarlas en cuenta. Si en Balaclava la Brigada Ligera decide atacar las baterías rusas mediante una carga de caballería frontal, el resultado previsible diez contra uno será que la artillería sufrirá una merma de proyectiles en sus arsenales, y en el proceso la Brigada se habrá hecho literalmente “polvo, humo, tierra, sombra, nada”, según dejó escrito don Luis de Góngora a propósito de otra cosa.

La Armada Brancaleone de Arrimadas no estaba concebida para luchar en ese terreno. Fue reclutada apresuradamente para rellenar unas listas de conveniencia. No había en sus filas ni una ideología precisa ni voluntad de representación de colectivos determinados; sí, en cambio, un indisimulado anhelo por pillar cacho.

De modo que el final del trayecto, para tres miembros de dicha lista, está en 70.000 más chófer. Sus objetivos políticos han quedado satisfechos a plenitud, y sin rebozo, por esa vía. El PP sabe que el borrón democrático no le va a suponer el más mínimo coste electoral. Ha marcado una pauta de conducta ad usum de tantos politiquillos de aluvión: “más vale pájaro en mano que ciento volando.”

La batalla de Madrid tiene características diferentes, pero sería igualmente aventurado tratar de conquistar la plaza mediante una emboscada lateral o un recurso al estilo de los que Harry Potter aprendía en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. A todos nos conviene tomar nota de que el primer tamayazo tuvo lugar precisamente aquí, precisamente así.

La Política con mayúscula no consiste en eso. Nos llenamos la boca quejándonos de la mala calidad de nuestra democracia, pero nadie cavila en un modo adecuado de seleccionar las élites que han de representar dignamente al pueblo soberano en unas instituciones que están puestas ahí, inocentes de todo enjuague, justamente con el fin de que el pueblo soberano se vea representado y empoderado en ellas de un modo efectivo.