lunes, 8 de marzo de 2021

DÉJÀ-VU

 


8 de Marzo de 2019. Barcelona. La calle tomada por la marea feminista. Una imagen que sigue presente en nuestra retina.

 

Prohibidas sin recurso posible las manifestaciones del 8 de Marzo, porque los jueces han atendido a los argumentos de quienes sostienen que ellas son la causa de los males pandémicos que nos aquejan, en tanto que el botellón, por el contrario, es una tradición muy nuestra, saludable, inscrita en la dieta mediterránea que es patrimonio de la humanidad, y en consecuencia sin ninguna contraindicación así legal como eclesiástica.

Déjà-vu.

Joan Laporta ha ganado las elecciones a la presidencia del Barça con más del cincuenta por ciento de los votos de los socios. Todos sabemos cómo acabó su primer mandato; todos podemos predecir cómo acabará también el segundo.

Déjà-vu.

Esquerra Republicana y Junts están ultimando los flecos de una negociación en el pati dels tarongers que flanquea la torre del Homenaje de la fortaleza de Sant Jaume, para asumir juntos un nuevo govern de la Generalitat, que vendrá a ser un remake, un calco conforme del anterior. Para ese viaje a ninguna parte no hacían falta alforjas. Sabemos, en efecto, con la exactitud científica que se almacena día a día en las hemerotecas, cómo acabó el govern anterior, y no hay noticia de ningún mecanismo nuevo que permita superar o soslayar las contradicciones existentes entre la Ambición Gorda (Junqueras) y la Ambición Flequillo (Puigdemont), representados ambos en la refriega o juicio de dios por sus adláteres o monaguillos Aragonés y Borrás, respectivamente. El autismo de que está haciendo gala la dupla en una situación de emergencia económica y de grave apuro social, ha conseguido poner en su contra no ya a las organizaciones de los trabajadores ─léase sindicatos─, sino también al empresariado de Foment, que está poniendo el grito en el cielo al ver que el governet da con ostentación obstinada la espalda a la inversión, y su único objetivo presumible es reeditar una DUI, previo nuevo referéndum sin garantías ni reconocimiento internacional, que nos conduzcan derechamente a un nuevo callejón sin salida.

Tornarem a fer-ho.

Déjà-vu.

El país está como unos zorros, pero no es eso lo peor. Lo peor es la persistencia del bloque falsamente mayoritario en mirar obstinadamente hacia atrás, al año 1000 por lo menos. No se nos ofrece más futuro que nuevas luminarias de contenedores de basura en la fiebre de los sábados noche.