jueves, 11 de marzo de 2021

EL BOTÓN NUCLEAR

 


Esquema de tablero de ajedrez con alfiles en fianchetto.

 

«Si Cs se atreve en Murcia, apretamos el botón nuclear», dice El País que dijeron Casado y Ayuso ante una crisis menor, con ingredientes muy localizados, pero que venía a desubicar el proyecto casadista de un bloque de derecha ganador a corto plazo.

Los aficionados al ajedrez sabemos que se trata de un juego que se practica sobre 64 casillas. Ninguna es más que otra en principio, pero algunas vienen a ser la clave de determinadas posiciones, mientras otras vegetan en el anonimato durante muchas jugadas. Ahora bien, la dinámica del juego puede colocar a estas últimas de pronto en el disparadero, sin importar que estén en un rincón y parezcan quedar muy lejos del teatro principal de las operaciones.

Estábamos absortos en el cálculo de lo que podía ocurrir en la casilla Cataluña a cinco o seis jugadas vista, y de pronto surge un seísmo inesperado en la casilla Murcia, y el fuego se propaga a Madrid, que la derecha tenía por reducto seguro, bien defendido con alfiles en fianchetto y cortina de peones.

El botón nuclear es una mala metáfora. Puede haber explosión, o no haberla. Elecciones, o moción de censura que se quede en aguachirle. Y si hay explosión, no es seguro a quién se va a llevar por delante, si a Sansón, a los filisteos, o a Sansón y los filisteos todos juntos. Es el ingrediente aleatorio que tienen siempre estos recursos a la heroica.

Ayuso ha seguido fielmente las instrucciones recibidas por el puto móvil (no es la primera vez que ocurre), y ha soltado la “bomba nuclear” de forma inesperada, muy en su estilo habitual. El audaz movimiento de pieza ha tomado de sorpresa al rival, pero en el ajedrez el efecto sorpresa es relativo, y el juego de farol tiene poco porvenir.

¿Qué hay detrás del susurro del móvil de Ayuso? Pronto veremos si es botón nuclear o farolillo de verbena. Mi intuición es que los think tanks de la gran derecha de este país estarían interesados en un sacrificio de Dama (Ayuso) a cambio de una posición global con un nuevo liderazgo y mejores perspectivas. Lo cual equivaldría a reconocer indirectamente que Ayuso fue un error de casting. Esos ajustes conviene realizarlos en sordina, antes de que el pánico cunda más todavía.

En este preciso trance de un juego concebido a más largo plazo, UP no debería perder los nervios. La dirección de la plataforma ha jugado fuerte en la última época para crear tensiones dentro de la coalición de gobierno, con ánimo de demostrar que ellos mismos son el motor del progreso y tienen el control de las operaciones, mientras la contraparte viene a ser un peso muerto siempre proclive a la derechización. Ese esquema explicativo no funciona, decididamente, y está perjudicando las expectativas de todo el bloque, pero sobre todo las de la primera parte contratante. No parece oportuno adornar ahora una coyuntura peligrosa (vienen a por nosotros con toda la caballería) con alertas sibilinas acerca de la conexión del acercamiento PSOE-Cs con un posible regreso a las políticas de austeridad propiciado por el tándem Biden-Van der Leyen.

Estamos donde estamos. En la pandemia. En la moción de censura murciana. En la necesidad de una política de contenidos, que mejore los derechos de las personas y los territorios, garantice la igualdad, sostenga el empleo, encuentre nuevos vectores para el avance de la economía real, y apueste por fuentes de energía sostenibles para preservar el futuro del planeta.

Crear alarma innecesaria con voces de que viene el lobo cuando el lobo está ocupado en otros menesteres, no arregla nada.