lunes, 29 de marzo de 2021

TODO FLUYE


El Ever Given de través, en el canal de Suez.

 

El portacontenedores gigante Ever Given, de la compañía naviera Evergreen, quedó atravesado durante seis días en el canal de Suez como el perro del hortelano, que ni comía ni dejaba comer, y en el trance oscureció durante algunos telediarios la pandemia, y llegó a postularse como la nueva “catástrofe del siglo” para el pasado fin de semana. De inmediato se hicieron cálculos escasamente ponderados sobre los chorrocientos miles de millones perdidos en el percance, dado que Suez es uno de los cuellos de botella ineludibles en el tráfico marítimo intercontinental; y se aseveró por casi unanimidad que el suceso suponía un golpe de muerte para el comercio mundial.

Hoy lunes, una vez reflotado el tremendo armatoste y comprobado que, siguiendo la proposición del filósofo Heráclito de Éfeso, panta rei, todo fluye, observo que fluyen también y desaparecen de las páginas de la prensa solvente y de las cadenas televisivas las alertas sobre el gravísimo descalabro, y no aparece nadie que se manifieste dispuesto a plantear modificaciones alternativas a la base estructural de la distribución comercial mundial “just in time”, que pivota en gran medida sobre los portacontenedores gigantes por mar, y los trailers gigantes por carretera.

Recuerdo que el caso Prestige planteó en términos muy crudos (excusen el juego de palabras) el problema de los superpetroleros. Antes, Chernóbil había puesto en cuestión las formas más bestias de producción del volumen de energía necesario en el actual escalón tecnológico planetario. Ahora el Ever Given viene a sumarse a los nombres anteriores para despertar de forma efímera la conciencia de las gentes ante desastres reiteradamente anunciados. De forma efímera, digo, porque las modificaciones del statu quo son mucho más laboriosas. Se establecen moratorias para las nucleares después de su fecha oficial de caducidad, el suministro y consumo de petróleo se sigue considerando imprescindible para la economía, y en El País de hoy mismo se da cuenta en la sección de Ciencia y Tecnología de un (sospechoso) estudio de Nature energy (¿quiénes son esos?) en el sentido de que, cito el titular, «los paneles solares generarán 80 millones de toneladas de residuos en tres décadas».

A contracorriente de ese mainstream dispuesto a darlo todo por bueno siempre que cree puestos de trabajo indecente y no ponga trabas al flujo heracliteano de los capitales globales, me resulta enormemente gratificante leer en elDiario.es un artículo del amigo y catedrático de Geografía Humana Juan Romero, sobre el proyecto de crear en Valencia un gran puerto de portacontenedores, conectado a un gran espacio para terminales de trailers. Lo tienen aquí: https://www.eldiario.es/comunitat-valenciana/opinion/ampliacion-puerto-valencia-hay-alternativa_129_7354515.html