sábado, 7 de mayo de 2022

AL GOBIERNO SE HA DE LLEGAR LLORADOS

 

El Gran Visir Iznogud, en la portada de un comic.

 

Elsa Artadi se va de la política. Bueno. Dice irse “harta de la política”. No me extraña, considerada la política que hacía.

Se cumple una vez más la paradoja de Andreotti. En la presentación de una de las múltiples formaciones de gobierno “pentapartito” que Don Giulio presidió a lo largo de dos décadas, un periodista le preguntó si no sentía el desgaste del poder. Y él, bienhumorado como siempre, contestó (no cito de forma literal, sino por aproximación): «El poder desgasta, cierto; pero desgasta mucho más la oposición.»

La oposición que más desgasta, permítanme este añadido personal, es la que se ejerce en el seno mismo del poder, al modo del gran visir Iznogud, que soñaba con derrocar al califa y ponerse él en su lugar. Hay ejemplos recientes. A Alberto Rivera le arruinó un intento de sorpasso. A Pablo Casado, la ambición de llegar al gobierno por cualquier medio. Mi impresión personal es que Casado tenía la sensación insoportable de que, cada día que pasaba en la oposición, estaba perdiendo dinero.

Volviendo a Artadi y a Cataluña, y pensemos lo que pensemos del governet de Esquerra, por el lado de los Junts el problema no parece ser de dinero; con todo, en lo que se refiere al poder, la formación sigue produciendo un ruido ensordecedor, pero mejor no contar las nueces porque la historia es muy distinta.

A la espera de acontecimientos más asombrosos, en Andalucía se ha llegado ahora mismo a una candidatura común de las fuerzas a la izquierda del PSOE, que será encabezada por Inmaculada Nieto, de IU. Podemos, según la Junta Electoral, ha presentado su firma fuera de plazo. Es posible que el tropiezo pueda remediarse, sin embargo. Sería chuli. Los buenos principios, dicen algunos, son el peor presagio posible, de modo que, en este sentido, vamos bien.

Conviene de todos modos insistir en que una coalición de gobierno se hace para gobernar. Durante la inminente campaña, el PSOE habrá de proponerse mimar mucho a la neonata coalición, y esta, a la inversa, tratar con mucho miramiento a los socialistas, para mantenerse ambos lejos del terreno embarrado por tantos desencuentros previos. Lo mejor es enemigo de lo bueno, dice la sabiduría popular, siempre escéptica. Al futuro gobierno de Andalucía los candidatos de progreso habrán de llegar llorados de antes. La toma de posesión debería ser una fiesta, en ningún caso la expresión cruda de la previa insuficiencia de un manojo de ambiciones divergentes y frustradas.

No olviden la paradoja de Don Giulio: lo que desgasta no es el poder, sino el no poder.