La multinacional Amazon no ha conseguido evitar la
constitución de un sindicato en su macroalmacén de Staten Island, Nueva York. Se
trata de un suceso reciente, del primero de abril de este año 2022. Los
trabajadores han optado por defender ellos mismos sus derechos, ya que la
dirección de la empresa había hecho caso omiso de las reglamentaciones relativas
a la prevención de riesgos laborales durante la pandemia.
Un trabajador fue despedido debido a sus reclamaciones
insistentes, y ha sido precisamente él, de nombre Small (Pequeño), quien ha
girado la tortilla y abierto las puertas a un sindicato local, el primero en
Amazon.
Sindicato es, en una definición escueta, organización para
la autodefensa colectiva de los trabajadores asalariados. Puede funcionar mejor
o peor, no existe en ninguna parte una garantía de éxito, pero la experiencia
de dos siglos certifica que incluso una mala defensa es mejor que ninguna.
Vean lo que ocurre con las consultorías. Las jornadas
habituales, nos dice una información reciente aparecida en el diario.es,
van de nueve a nueve, salvo en picos de trabajo especiales, en los que pueden
ampliarse por tiempo y de forma indefinidos.
Cuanto mayor sea la prosperidad de la empresa, más
numerosos serán también los picos. Dada la flexibilidad de las nuevas
tecnologías, el trabajador puntilloso y deseoso de hacer méritos no se desenganchará
nunca de su puesto de trabajo, sino que le seguirá dando al computer en su
hogar, robando horas de sueño, de reposo, de conciliación familiar. En el
artículo se menciona a un trabajador que expiró después de trabajar sin
descanso durante 72 horas seguidas. Supongo que la consultoría respondería de
los gastos de entierro, y que este se celebró, como es lógico, sin interrumpir
el delicado proceso de trabajo en el que estaba sumergida la plantilla. No hubo
luz al final del túnel.
La fecha del Primero de Mayo, hoy mismo, viene a recordar
la necesidad de que los trabajadores nos organicemos nosotros mismos para la
defensa de nuestros intereses. Si no lo hacemos, nadie más lo hará. Es un lugar
común desde hace muchos años que los sindicatos estimulan la pereza y la falta
de iniciativa de sus afiliados, que además gozan de privilegios absurdos respecto
de sus sufridos compañeros que prefieren no afiliarse y confiar a pies
juntillas en las promesas del departamento de recursos humanos. Las primeras
uniones sindicales en la Gran Bretaña fueron condenadas en los tribunales como
conspiración para alterar el precio de las cosas. Hasta ese punto se
consideraba “natural” el mecanismo del mercado, y sacrílego el intento de
conseguir un reparto más equitativo de los beneficios de la producción.
Los sindicatos son, así pues, un dique al desbordamiento de
las desigualdades que el monopolio organizativo del capital crea en la
producción y en la distribución de bienes y de servicios. Un dique insuficiente
por lo general, pero más eficaz si existe una gran participación, si la ley
laboral es adecuada, si hay instancias administrativas competentes que
controlan el cumplimiento de lo dispuesto, si los tribunales laborales castigan
de forma severa los abusos y los incumplimientos.
Son muchos problemas y no se van a resolver, tampoco, este
año que viene. Seguirán ahí, y habremos de seguir haciéndoles frente. Alguien
dijo que la historia de la humanidad es la de la lucha de clases. No vale en ningún
caso ocultar el problema, sino organizarse para enfrentarlo.
Lo han entendido a la perfección los trabajadores del
almacén de Amazon en Staten Island, Nueva York, que acaban de constituir la
ALU, Amazon Local Union. Feliz Primero de Mayo a ellos y a todos
nosotros.