viernes, 2 de septiembre de 2022

CULTURA, OJO, PP ABSTENERSE

 


La rueda de la Fortuna, ilustración del poema de los “Carmina Burana” con el que se abre la cantata de Carl Orff (1936).

 

El jefe de la oposición ha confundido “galerna” con “caverna”. No es tan grave, dado que son dos palabras trisílabas, y riman. Peor es confundir el culo con las témporas, y me da la sensación de que el señor Feijoo es perfectamente capaz de hacerlo. Ahora mismo se dispone a acudir al Senado con un discurso en el que confunde la factura de la luz con ETA.

El alcalde de Madrid también ha dado un resbalón de poca importancia: ha confundido a Carmina Burana con una cantante. En realidad se trata de una cantata de Carl Orff basada en cantos de goliardo. Tal vez el señor Almeida se vería en un apuro de tener que explicar quiénes fueron los goliardos, los clerici ribaudi. Lo digo porque quien ignora lo menos, suele ignorar también lo más. En cualquier caso, todas sus ignorancias en el terreno cultural palidecen al lado de la barbaridad de haber hecho arrancar del cementerio de la Almudena unos paneles de piedra que llevaban grabados versos de Miguel Hernández.

Porque en este caso, Almeida sí sabía el alcance de lo que estaba haciendo. Se explicó diciendo que los versos podían resultar ofensivos para algunas personas. No le pareció ofensivo para nadie arrancar versos de uno de los grandes poetas que ha tenido este país.

Se habría espantado el alcalde madrileño de haber sabido los pormenores de lo recopilado en esos Carmina Burana recomendados por él. Es una colección de composiciones casi siempre anónimas, obra de clérigos exclaustrados y estudiantes sin Universidad que recorrían en la Edad Media los caminos de Santiago y otras peregrinaciones, brillando en las tabernas con el canto o la declamación de piezas de una cultura clerical refinada y un ingenio transgresor. Además, de forma circunstancial, esos goliardos o “hijos de Goliat” subsistían mendigando, robando o violando cuando se terciaba.

No todo era siniestro en aquella vida azarosa, sin embargo. En mi composición favorita, “In taberna quando sumus”, el cantor da toda clase de detalles de una espléndida y democrática cogorza colectiva. «Bebe el ama bebe el amo, bebe el soldado bebe el clérigo, bebe él bebe ella, bebe el siervo con la criada, bebe el activo bebe el perezoso, bebe el blanco bebe el negro, bebe el constante bebe el vago, bebe el bruto bebe el mago.» (Bibit hera, bibit herus, / bibit miles, bibit clerus, / bibit ille, bibit illa, / bibit servus cum ancilla, / bibit velox, bibit piger, / bibit albus, bibit niger, / bibit constans, bibit vagus, / bibit rudis, bibit magus.) [Tomado de “Carmina Burana”, edición bilingüe prologada por Carlos Yarza. Seix Barral, 2ª ed. 1981.