Alicia
y el Gato de Cheshire en una ilustración antigua.
La idea de la política que tiene Isabel Díaz Ayuso está
basada en el programa televisivo del Hormiguero. Conste que hablo de oídas
porque no he visto nunca ese programa; no soy exactamente un pureta, pero
siempre encuentro alguna tarea preferible a sentarme a verlo.
Pues bien, tengo entendido que a ese programa van muchos
invitados que se ríen mucho, contestan preguntas tontas y en ocasiones se
rasgan las vestiduras por tremendas catástrofes tales como la insolvencia de
algunos jefes y ministros del Gobierno de España, o bien el fallecimiento de algunas
reinas de Inglaterra.
En determinado momento del show, tengo idea de que salen
ratones coloraos, aunque es posible que no sea así, o que ya no sea así, y se
me hayan cruzado los cables.
En cualquier caso, y al margen de los consensos o críticas
que suscite Pablo Motos en su pastelero manejo de la pequeña pantalla, lo antes
descrito es justamente la base del liderazgo de Ayuso en la Comunidad de
Madrid. Ella ocupa siempre el primer plano con una sonrisa, cómo diría, pelín
desencajada, y a su alrededor sale gente, recita su parte, todos se ríen mucho,
y la gente mira y comenta. Añadiré, solo con una pizca de demagogia, que para
eso fue elegida IDA. Es justo lo que querían sus electores, y ella les da en
abundancia lo que pide ese público que tanto la quiere y al que se debe en todo.
Ahora nuestra princesa Isabel III ha dictado tres días de
luto en Madrid por la reina Isabel II de Inglaterra. Nadie podrá decir que los
cayetanos, los borjamaris y toda la gente guapa no tienen su corazoncito. Si se
tercia, son capaces de homenajear a Juan Sebastián Elcano, pionero de la Marca
España hace quinientos años, el primer hombre en pasar el canal de Suez antes
de tiempo.
O guardar tres días de luto por Rafa Nadal, eliminado
alevosamente en una emboscada nocturna de un torneo hecho exprofeso para su
consagración triunfal. (¿Qué puede esperarse de un torneo en el que un ratón
colorao de nombre Tiafoe se permite eliminar a nuestro Rafa? ¿Y por qué se
acepta sin recurso judicial un abuso así? ¡Cuánta falta hace un Florentino en
la Federación Internacional de Tenis!)
Madrid ha sido diseñado como un País de las Maravillas, en el
que no faltan la Liebre de Marzo (Almeida), el Sombrerero Loco (Cantó, que se
nos ha cansado de pronto del show permanente), el Gato de Cheshire (Miguel Ángel
Rodríguez), y la Reina de Corazones, papel óptimo para Ayuso, que se desdobla además
en una Alicia siempre dando mordisquitos a la seta, por un lado o por otro, y agigantándose
y empequeñeciéndose sin control y de forma inoportuna.
Pero no hay modo de que a los espectadores de provincias ese
Madrid de brillibrilli nos parezca un país de las Maravillas; en todo caso, a
veces le vemos un curioso parecido a un Hormiguero.