sábado, 24 de mayo de 2014

FRAUDE DE LEY EN PANRICO

La Audiencia nacional ha avalado los muy numerosos despidos (133 este año sólo en Santa Perpetua de la Mogoda) contemplados en el ERE de Panrico, a pesar de que, según consta en el texto mismo de la sentencia, “no han sido ajustados a ley” (?). La sustancia del asunto es que se reconoce la existencia de causas objetivas, de orden tanto productivo como organizativo, suficientes para justificar una reducción tan drástica de la plantilla. Los trabajadores sostenían que no era así. Y de pronto, ya con la sentencia favorable en la mano, la dirección viene a dar la razón a los argumentos de sus asalariados. Ofrece reducir considerablemente el número de despidos en la planta de Santa Perpetua, la más afectada, a cambio de manos libres para despedir al comité de empresa y, señalados a dedo, otros luchadores destacados en la larga huelga de siete meses, aún no desconvocada, motivada por el ERE. Vetará, ha advertido, las salidas voluntarias, y reclamará por “huelga abusiva” si la asamblea decide mantener el paro.

Hablando en plata, el motivo de los despidos no han sido cuestiones relacionadas con la productividad ni con la economía, sino un comité que daba demasiado por culo. La dirección ha sido implacablemente sorda a cualquier negociación durante los últimos durísimos siete meses, a pesar de los esfuerzos de mediación llevados a cabo desde distintas instancias jurídicas y políticas. La empresa ha esperado hasta que la ley ha atendido las supuestas razones que esgrimía para lanzar su verdadera propuesta: no quiere menos plantilla, quiere una plantilla más dócil.

Sólo que si los argumentos atendidos por la Audiencia no eran reales, en este asunto se ha producido un fraude de ley. La sentencia favorable a la empresa debería ser considerada nula, y toda la causa volver a su inicio. No es posible hacer tal cosa, por supuesto, entre otras razones porque no conviene a ninguna de las partes en litigio, después del terrible desgaste de una lucha tan larga. Pero cabe esperar con expectación la solución que se dé al caso. Dejar salirse a la empresa con la suya significaría una vulneración (una más) de la Constitución y otro rasgón en el tejido mal remendado de nuestro estado de derecho. El profesor Baylos advertía días atrás en un artículo luminoso de lo que se está haciendo hoy mismo en el terreno de la reforma laboral: no sólo es que se han reducido por ley los derechos escuálidos y las magras garantías de los trabajadores, es que además esa legislación regresiva ni siquiera se cumple.

Por todo ello resulta cuando menos sorprendente el comentario hecho a bote pronto por el conseller de Empleo de la Generalitat, Felip Puig: "Esperamos que los trabajadores vean, después de esta sentencia que no es favorable para ellos, que la empresa está haciendo un gesto de buena voluntad (1). "La periodista que da la noticia en El País especula con la posibilidad de que el honorable conseller no conociera la propuesta concreta de la dirección de Panrico, en el momento de hacer dicha declaración. Es preferible pensar que en efecto ha sido así, por lo que quedamos a la espera de una rápida rectificación, a ser posible rotunda.