La novedad más atractiva que nos ofrece la inauguración del
actual curso político es la asamblea constituyente de Podemos, que ha arrancado
en setiembre y concluirá, si se cumplen las previsiones, en noviembre. Vamos a
asistir “en directo” a la fundación de un partido político, y ese hecho resulta
especialmente interesante en la medida en la que percibimos la necesidad
urgente de refundación de otras venerables instituciones de la izquierda que
hoy aparecen más o menos roídas por la carcoma. Aguardamos con expectación
cuáles van a ser la estructura orgánica del nuevo partido, su programa, sus
estatutos, sus métodos de comunicación interna, de representación, de
elaboración de decisiones. Dada la frescura de ideas y la voluntad rompedora de
los líderes de Podemos, de la actual asamblea pueden surgir pistas útiles para
otros cofrades de la izquierda. Para los de la derecha, no. Es sabido que los
partidos de derechas tienen una función vicaria y ancilar respecto de las
fuentes establecidas y contrastadas del Poder, así económico como político.
Pero un partido genuino de la izquierda alimenta (¿es así aún?, ¿o habremos de
decir “alimentaba”?) la pretensión de erigirse en adelantado y guía de la
marcha colectiva del conjunto de la sociedad hacia transformaciones trascendentes.
Quizás esperamos demasiado de Podemos. Exigimos, o poco menos, a
sus dirigentes que sean ellos la prueba del algodón de la regeneración
democrática, y no es justo. Tampoco es justo demonizarlos. Pedro Sánchez ha
alertado al comité federal del PSOE acerca de una «convergencia objetiva» (una
pinza, digámoslo claro) entre el PP y Podemos en contra de su formación. Puede
que todo se reduzca a un homenaje personal a la serie de los Disparates de don
Francisco de Goya, pero si lo ha dicho en serio sería la corroboración de algo
que ya antes sospechábamos: que las primarias no son la solución más adecuada a
las crisis de liderazgo.
He leído con atención la larga y sustanciosa entrevista de
Orencio Osuna a Pablo Iglesias publicada en el diario digital Nueva Tribuna
(1). Veo en las explicaciones de Iglesias una mezcla de audacia y de reserva,
natural esta última a la espera de que en algunos puntos neurálgicos sea la
asamblea la que se defina. Con todo, yo diría a bote pronto que tiene claras
muchas cosas, y que se equivoca en alguna de ellas. Un ejemplo de lo primero:
Podemos no tiene por qué alinearse en frentes de izquierda contra la derecha,
cuando la razón primera de su aparición es romper con mecanismos herrumbrosos y
viciados de funcionamiento en el territorio de la izquierda (no en el de la
derecha donde, como apuntaba antes, la herrumbre y el vicio son consustanciales
– lo engrasan – al mecanismo de correa de transmisión que mueve a los políticos
desde las instancias superiores del Poder o de los Poderes). La excepción a
esta regla general de autonomía de funcionamiento podría venir de alianzas
amplias, circunstanciales y podadas de siglas, para conseguir mayorías estables
en ayuntamientos en los que la contestación social y ciudadana es unánime y
clamorosa; pero sería, repito, una excepción a la dinámica general de la nueva
organización.
Un ejemplo de lo segundo: lo que se refiere al sujeto
emancipador queda en la entrevista bastante borroso. Por quedarlo, tampoco se
decanta Iglesias sobre si el horizonte en el que Podemos enmarcará su
perspectiva política es el de un capitalismo profundamente reformado por
medidas correctoras y democratizadoras, o si va a proponerse trascender ese
horizonte teórico, y en qué dirección. La mayor incógnita es cómo pretende
configurar y vertebrar esa gran mayoría social a la que se refiere. Porque si
existe una mayoría social, está invertebrada. ¿Se propone Podemos convertirse
en un partido de masas, o bien la vertebración, como supongo, ha de llegar por
otro camino? En este terreno no todo puede fiarse a la comunicación electrónica
y a la telemática.
Pero estas objeciones puntillosas y puestas por lo demás entre
paréntesis no tienen en realidad – aún – una gran importancia. Todo está por
definir, todo es posible, e incluso si en algo se yerra el tiro a la primera,
habrá muchas ocasiones para rectificar.
Lo que sí es importante es la presencia en el escenario político
de un elemento novedoso y sorprendente, llamado a remover las aguas estancadas.
Ya llegará el momento de fijar posiciones. De momento, lo que procede es
alegrarnos todos de la iniciativa de Podemos, y de su inminente puesta de
largo.