lunes, 15 de febrero de 2021

AHORA EMPIEZA EL TIROTEO

 


Un "día después" histórico. Los fusilamientos del 3 de Mayo, por Francisco de Goya. Museo del Prado.

 

El “día después” amanece difícil. Los números son de sobra conocidos, se pueden barajar un poco en un sentido u otro, pero no se prestan a interpretaciones muy imaginativas.

El “efecto Illa” se consolida, y el PSC pasa a ser el primer partido catalán. Eso tiene sus consecuencias.

De otro lado, las diversas modalidades del independentismo prêt-à-porter alcanzan la mayoría absoluta y están en condiciones de cumplir su amenaza: Tornarem a fer-ho!

Eso tiene también sus consecuencias.

Las urnas no han tenido piedad del PP de Casado ni de los Cs de Carrizosa; se han mostrado severas con los Comuns, generosas con la CUP que vuelve a contar para algo en el tablero, y versallescas con Vox, que hace una entrada triunfal como cuarta fuerza en el hemiciclo.

Visto en conjunto, el resultado es un disparate. La victoria de Illa es insuficiente, la ventaja independentista es insuficiente también, y la antipolítica tiene una capacidad a todas luces excesiva para bloquear todas las posibles salidas políticas.

Se acabó el alboroto, y ahora empieza el tiroteo.

ERC puede elegir para formar gobierno entre dos tripartitos, el procesista y el de la izquierda política. Junqueras ya ha declarado que su intención es sumar para el primero de ellos.

Hay una lógica inmanente en esa posición: en un tripartito de izquierda, ERC sería solo la segunda formación; en un govern indepe, en cambio, puede reivindicar la pole position, la manija, el mango de la sartén.

¿Lo va a conseguir? No creo que el Napoleón de Waterloo se acomode con facilidad a un papel de segundón, que además comprometerá el modus vivendi de su exilio dorado. La distancia en votos entre las dos formaciones es pequeña (un solo escaño), y los Junts superan a Esquerra en masa de maniobra en campo abierto: cuentan con la fiel infantería de la ANC, los CDR y el Consell per la República. ERC puede tomar la decisión heroica de vadear el río llevando a cuestas el escorpión de la CUP. Pero ni la CUP se fía de ERC (tampoco de Junts, eso es verdad), ni ERC se fía de la CUP. Estamos en un terreno atravesado por trincheras y campos de minas; el fuego de enfilada va a ser muy vivo; y una nueva fuga hacia adelante no va a contar con el beneplácito de los menguantes poderes económicos, que reclaman a grito pelado estabilidad, seguridad jurídica y sostenibilidad, para restañar sus graves pérdidas. Todo iba bien para las empresas cuando el procès significaba manos libres en la empresa y jugosos contratos público-privados. Todo va mal cuando la República virtual, incapaz de darles lo que piden, les alecciona además con la advertencia de que los hijos de la burguesía habrán de estar dispuestos a pasar por la cárcel si quieren realizar el sueño de la independencia.

El flamante PSC de Illa sí tiene capacidad para ofrecer seguridad y financiación (con condiciones) a la economía maltrecha. Tiene un pie asentado con firmeza en el liderazgo de la oposición catalana, y el otro pie en el gobierno central. Su influencia en los acontecimientos ha crecido, y crecerá más todavía con el paso de los días, en la lucha por la sanidad pública y la reconstrucción económica. Tiene en sus manos el cordón de la bolsa, y ese cordón es mucho más relevante que el cordón sanitario que le montaron cinco partidos (dos de ellos han resultado extraparlamentarios) en su contra.

En cuanto a los Comuns, he dicho antes que las urnas han sido severas con ellos. Su campaña ha sido buena. Las intervenciones de sus líderes se han centrado en aspectos programáticos importantes, que otras opciones han dejado de lado. Han demostrado que podrían gobernar bien, que tienen capacidades, ideas y recursos.

Su principal defecto ha estado en la estrategia, creo. Han mostrado una clara vocación de bisagra, desperdiciada en un contexto en el que ha habido una confrontación a ultranza entre las dos grandes opciones de país. Con la cruda descalificación como principal argumentario, la posibilidad de una bisagra ha quedado suspendida en el aire, sin apoyo material.

La pretensión del Amado Líder de ejercer una geometría variable de gobierno/oposición ha añadido un hándicap excesivo para una propuesta que merecía mucha más atención y consideración.

Pero los Comuns han sobrevivido a la ordalía sin daños irreparables. No es mucho, pero algo es. Estas no eran sus elecciones; su momento llegará, quizás, más tarde. Las formaciones que componen esa plataforma tendrán que debatir mucho internamente sobre qué hacer a continuación.

Atención. Va a empezar el tiroteo.