lunes, 12 de abril de 2021

LA IMPERMEABLE BUENA CONCIENCIA DE CIERTA SOCIALDEMOCRACIA

 


José Bono obligado a interactuar, por gajes de su profesión, con un individuo de una lamentablemente baja categoría intelectual. (Fuente, La Sexta.)

 

Pepe Bono (sí, el mismo, ese que tan buenos recuerdos les trae a ustedes. Estuvo en los gabinetes monocolores presididos por Felipe González Márquez, al que hicieron selecta compañía, además del propio Bono, el vice Alfonso Guerra, el gurú de la economía liberal Carlos Solchaga, el hombre de la porra Pepe Barrionuevo, José Luis Corcuera el de las patadas en la puerta, y otros adláteres conspicuos que giraban en la órbita de la constelación, como Rafael Vera, el hombre que tal vez tuvo algo que ver con los GAL, y Luis Roldán, que edificó su fortuna personal sobre los cimientos del instituto armado de la Guardia Civil que comandaba. ¿No los recuerdan? Fue una pléyade impactante. Válgame el cielo, cuánta desmemoria la de la impermeable buena conciencia de cierta socialdemocracia.)

Bueno, pues Bono, disculpen la paronomasia involuntaria, ha recordado en una entrevista televisada a Julio Anguita y ha resaltado la falta de nivel intelectual del líder comunista.

Del nivel ético de Anguita no ha dicho nada Pepe Bono, quizás por falta de referencias comparativas.

Discúlpenlo, no había nada personal en sus palabras, es solo que don Julio era comunista y nunca, que se sepa, los comunistas han pedido perdón por Stalin, por Mao, por el Gulag y por la dictadura del proletariado. Solo han hecho (una y otra vez) autocrítica. Sí, pero ya sabemos lo que es la autocrítica, un paripé. No es un sacramento entronizado como la confesión, instrumento predilecto de Pepe Bono, que es un creyente confeso.

Sin embargo, él no ha pedido perdón por las barbaridades cometidas, no por personas remotas en el espacio y en el tiempo, sino por él mismo, “pirsonalmente di pirsona”, como habría dicho Cattarella.

Me aventuro a suponer que, si no lo ha hecho, es porque tiene conciencia de que, en buena teología, sin dolor de corazón y propósito de enmienda la Iglesia no concede el perdón de los pecados.