miércoles, 21 de abril de 2021

RECUERDOS DE BERLÍN 2014

 


Disparamos cientos de fotos. La sensación de no llegar a abarcar de forma cabal lo que tienes delante te hormiguea en el dedo, sacas al albur una instantánea tras otra pensando que más tarde, cuando consigas reposar un poco las emociones, aquel caos en movimiento cobrará sentido.

Cosa que no ocurre nunca. Siempre te queda la misma cara de estupor.

Estas son cinco fotos, un poco al azar, de nuestra visita a Berlín en la primavera de 2014. Arriba, el otro lado de Babilonia: Pérgamo en el Museo de Pérgamo. Una vista parcial, claro; la grandiosidad del conjunto no se dejaba abarcar en nuestra humilde cámara para turistas.

 


Aquí, jugábamos al escondite en las entrañas del Monumento al Holocausto, junto a la Puerta de Brandemburgo: un bosque de bloques anónimos, todos aparentemente iguales, todos diferentes sin embargo, que crecen hasta desbordar la línea del horizonte y enterrar al visitante en un subsuelo muy particular.

 



Luego, dos visiones de una ciudad reconstruida en un “modo” particular, como si se quisiera dejar fijada para siempre la destrucción de los bombardeos masivos en la forma de una explosión permanente, un caos cristalizado. Así lo vi, y lo intenté explicar a Karl, el amigo alemán que nos hizo de guía. Le dejé con la boca abierta. Me contestó que era increíble hasta qué punto dos miradas distintas podían ver de diferente forma un mismo paisaje. No creo que su comentario fuera laudatorio.

 


Y finalmente, como guinda definitiva del pavo, el Bar Raval. También Barcelona en Berlín, de alguna forma.