viernes, 30 de abril de 2021

MAÑANA SERÁ UN GRAN DÍA, HOY AÚN NO

 


Imagen compartida de FB, del muro de ‘No tengo el chichi pa farolillos’

 

Andamos preocupados por cómo abrir el melón de las elecciones madrileñas. Empezamos bien, con la eficaz letanía del “programa, programa, programa…”, pero apareció Monasterio y nos echó del debate; y Ayuso, su pareja de baile, ha retrucado que todo su programa se reduce a no encontrarse nunca a su ex, para lo cual Madrid es una ciudad maravillosa.

(Entre paréntesis, Madrid sería una ciudad verdaderamente maravillosa si los madrileños hicieran el pequeño esfuerzo necesario para no encontrarse nunca más, pero jamás nunca, con Isabel Díaz Ayuso. Les advierto que cambiar de acera no es suficiente.)

Ahora el eslogan que priva es el “no pasarán”, pararemos al fascismo, etc. Y los sabios dicen que nos estamos equivocando, que así no se para a los votantes de Vox porque el voto de Vox es un voto gamberro.

Me gusta la expresión “gamberros”. Hacía unos cuarenta años que no la oía. Entonces los gamberros éramos nosotros, y los partidarios del fascismo eran la gente seria: obispos, tenientes generales y procuradores en Cortes, más las damas de la Sección Femenina, siempre con el misal y el rosario en la mano enguantada, falda tobillera, tacones altos, peineta clavada en el moño y mantilla.

(Ahora resulta que los gamberros son ellos, y nosotros solo bolivarianos.)

Vale, quizá no estemos dando con la tecla en eso de parar a los fascistas. Pero no esperen que mañana nos sentemos juntos en una terraza a tomarnos cañas. Eso, no. No nos doblegarán, como bien decía Marcelino. Mañana va a ser un gran día.