Vista
cenital de las proximidades del Canal d’Amour, en el tramo noroeste de la costa
de Corfú.
Una de las primeras cosas que hicimos Carmen y yo en Corfú,
en nuestra visita de los primeros meses de 2014, con la isla desierta de turistas
y unos temperaturas bastante bajas, aunque con un solito perseverante; digo que
una de las primeras cosas que hicimos, fue recorrer el norte.
Todo estaba más o menos desmantelado, y no había sitios
abiertos donde comer, salvo bocadillos y café. Seguimos la línea de la costa de
este a oeste, desde Kassiopi hasta Sidari. En Sidari vimos un indicador que
prometía: “Canal d’Amour”.
¿Por qué no? Nos pareció justo lo indicado, pero el acceso
estaba cerrado. Aquel lo que fuera parecía oculto detrás de una gran roca, en
medio de una playa. Seguimos una carreterita muy secundaria hacia el cabo Drastis,
y a la altura de Melisa aparcamos el coche para seguir un caminito que
anunciaba “vista panorámica”. Así llegamos después de unos cientos de metros a
la vista del mar (allá abajo) y de algo que parecía tener cierta forma de
canal.
No era el auténtico Canal d’Amour pero estaba al lado, más
o menos. Según pude averiguar a través de una guía turística en francés, el
canal forma una especie de túnel que se recorre a nado, y al salir es leyenda
que te enamoras de la primera persona que encuentras.
Yo la tenía ya encontrada, y además se iba haciendo tarde,
y el desayuno continental solo era un recuerdo borroso. Hicimos galopar nuestro
cochecito hasta la capital, único lugar que consideramos seguro para un
condumio caliente, y llegamos justo a tiempo de ocupar la última mesa libre de
un restaurante abarrotado de gente de la isla, la mejor recomendación.
Por la tarde nos fotografiamos delante de la Paleo Frurio,
la “Vieja Fortaleza”, e hicimos un amago de incursión hacia Mon Repos, el
palacio de la emperatriz Sissi, y la pequeñísima y fotogénica isla de Pontikonissi.
La costa que aparecía a poca distancia en ese lugar era griega, mientras que
por la mañana habíamos estado viendo tierras albanesas, incluida una población
que tal vez fuera Sarandë.
Eso ocurrió antes del pase por televisión de la serie “Los
Durrell”. He de reconocer que el Corfú de la serie se parecía muy poco a lo que
habíamos visto, pero todo era igualmente delicioso.
La
joroba característica del Paleo Frurio o Vieja Fortaleza, desde la “Esplanada”
de Corfú.