domingo, 10 de abril de 2022

EL CORAZÓN VERDE DE RODAS

 


Ayios Nikolaos, en Fountoukli, es una capilla bizantina de una construcción muy clásica, de planta circular inscrita en un cuadrado y rematada por una modesta cúpula. El elemento más característico de la iglesita es el campanario, una espadaña que se alza como un delantal delante de la puerta abierta al camino. (Foto, Carles Rodríguez Martorell)

 

Fountoukli está situada en el centro mismo de la isla de Rodas, en el macizo de Profitis Ilías, cuya altitud máxima es de 641 m sobre el nivel del mar. El monte está cubierto de bosque mediterráneo, y es un refugio de solaz y penumbra en unos meses de verano que resultan muy rigurosos para el visitante.

Se trata de un lugar, ni siquiera una aldea. En algunos mapas de la isla, no aparece. Sí consta en los mapas turísticos más detallados, pero no se incluye en los tours en autocar para turistas de crucero, porque no es tan fácil llegar y no hay tanto que ver.

Apenas una iglesita, dedicada a San Nicolás, con tres puertas (frontal y dos laterales) abiertas al tambor central, y una espadaña sencilla con una campana grande, aún en servicio, y huecos para dos más pequeñas desmontadas ya hace mucho tiempo. Delante de la iglesia hay una gran fuente de piedra con superficies encimeras de mármoles, de la que brota un agua deliciosa. La vena del riquísimo acuífero atraviesa de lado a lado la cintura de la isla, si atendemos a la siguiente disposición geográfica: hacia el norte, por la carretera que desemboca en la costa junto a Soroní, pavimentada en fecha muy reciente (cuando nacieron en Rodas nuestros nietos, años 2005 y 2007, varios tramos estaban aún en construcción), se encuentra el lugar de Ayios Sulá, centro espiritual de Rodas desde que el santo (algunos expertos consideran el nombre de Sulá como deformación de Saulo, el apóstol, desembarcado o naufragado en Lindos, que acometió la cristianización de los paganos politeístas del lugar) curó, con el agua milagrosa de la surgencia que aflora allí, las llagas de la piel quemada de los marineros, en demostración del poder superior de su dios sobre las deidades tradicionales de los isleños.

Todos los años, en los últimos días de julio, se celebra la romería de Ayios Sulá, que convoca no solo a los rodios sino a los habitantes de las islas del entorno: Simi, Halki, e incluso otras no tan próximas. Lawrence Durrell describió la fiesta en su libro Reflexiones sobre una Venus marina (1953).

En la otra vertiente, el camino desciende por Eleusa y Arjípolis, y encuentra en Ayios Nektarios otra fuente abundante de aguas prodigiosas (allí se levanta otra iglesia neobizantina, mucho más grande, más frecuentada y también, perdón, más fea). Y más cerca de la costa oriental surge el manadero de las Epta Piges (las Siete Fuentes), con caudal suficiente para llenar un embalse artificial.

Luego, en la costa, la serie acuático-monumental se cierra con el santuario de la Tsambika, adonde peregrinan las mujeres rodias para tener un parto feliz, y la extensa playa del mismo nombre, en forma de media luna, de aguas límpidas y altísima frecuentación en verano de nativos y turistas.

Volvamos a Fountoukli. En torno al silencioso diálogo de la iglesia y la fuente, pasean los pavos reales entre higueras, olivos y encinas. En tiempos, los caballeros hospitalarios venían a los bosques de Profitis Ilías a cazar el ciervo. Luego los ciervos casi desaparecieron. Ahora se ha procedido a una repoblación, que al parecer causa problemas a los agricultores. En la zona más alta y espesa del bosque, en los años de la segunda gran guerra los italianos construyeron un sanatorio para sus tropas, que ahora alberga un hotel muy reformado.

El ciervo y el pavo real son animales heráldicos de Rodas, aparecen con mucha frecuencia en la cerámica polícroma local, que es muy vistosa. Las humildes cabras no resultan tan fotogénicas, pero su presencia no pasa inadvertida en la isla; se las encuentra en todas partes, como puede advertirse en la foto de la fuente de Fountoukli que cierra esta reseña.