Acaban
de llegar a mis manos estos dos testimonios de la primera andadura legal de las
CCOO de Artes Gráficas en Barcelona. El lugar de la foto de arriba es el piso
que tuvimos alquilado algún tiempo en el Eixample. Con la legalización se
formaban colas diarias de gente que venía a inscribirse. Apenas si teníamos el
local amueblado con una mesa-escritorio y dos sillas en el despachito de la
afiliación, y unas cuantas sillas más, de tijera, alineadas contra la pared de
la habitación de las reuniones, la más grande. Todo era muy precario, incluida
nuestra experiencia sindical, pero durante algún tiempo tuvimos viento de cola
y la organización pudo asentarse, a pesar de que cometimos (yo el primero) errores
serios.
Algunos
compañeros desaparecieron pronto de nuestros trabajos sindicales; otros han estado
siempre ahí. Hoy no nos vemos capaces de recordar al joven que aparece en
segundo plano (tal vez se llamaba Guillermo), ni al de la izquierda (posiblemente
vivía en Sant Adrià). Los restantes son, de izquierda a derecha, Oscar Ventura,
Montse Brugué, Antonio Quijada y Carme Rius. Sentado en primer plano,
Armenteros, de Editorial Bruguera.
Luis
Perdiguero, Paco RL y Roberto Alcaraz, de derecha a izquierda, en la mesa de una asamblea, en aquellos
momentos iniciales de crecimiento del sindicato. Luis fue el primer dirigente
electo del ramo en Barcelona. Roberto y yo nos habíamos sumado al movimiento a
partir del trabajo desarrollado por Perdiguero y Ángel Cantallops en las
asambleas de enlaces y jurados del Vertical, en los años 1971 y 72. Luego el
franquismo implosionó, llegó la Transición, el viento a favor del
antifranquismo se nos puso ahora en contra, y hubo que acometer la ardua tarea
de levantar todo un edificio sindical a partir de los problemas morrocotudos de
los centros de trabajo.
Me
gustaría hablar de otros dirigentes que fueron imprescindibles en aquella
primera época de construcción sindical, pero la lista se haría interminable. Están
en la historia, sin embargo, y en mi recuerdo también. Citaré tan solo a dos,
porque aparecen en la foto de arriba: Antonio Quijada, siempre en la brecha
hasta su jubilación como cuadro sindical, y Montse Brugué, que es quien me ha
hecho llegar estas dos instantáneas afloradas desde las telarañas del pasado.