miércoles, 20 de julio de 2022

HUYENDO DE LA QUEMA

 


Pájaros en el alambre, metáfora al estilo de Leonard Cohen sostenida por un verso de Antonio Machado, “… pero lo nuestro es pasar.” (La imagen está tomada en préstamo del muro de FB de Seve Durán.)

 

Ayer muy tarde volvimos de Atenas. En el tren que nos llevaba al aeropuerto tuvimos un momento angustioso: cruzamos delante de un incendio con dos focos, probablemente intencionado según señaló la prensa local. Todo el paisaje estaba envuelto en humo, y algunas aún tímidas lenguas de fuego se alargaban hacia la vía con intenciones impropias de ningún espíritu santo.

Les hago un spoiler: pasamos, a pesar de todo. El avión despegó con normalidad y Barcelona nos recibió cuajada de luces cuando ya era hoy (a las 00.22). Me queda la sensación rara de que no nos hemos venido por propio impulso, a pesar de que también aquí hay fuegos y además la sandía se cotiza a unos precios estratosféricos si los comparamos con los del mercadillo callejero de Egáleo, directo del productor al consumidor y donde, a menos que lo exijas poniéndote chulo, no te cobran el IVA, con cuya actitud empecinada están causando a la economía financiarizada un destrozo que algún día pagaremos caro todos, cuando se den cuenta las derechas, siempre vigilantes en lo que atañe a nuestros deberes y distraídas en lo relativo a nuestros derechos, incluso (¿o debería decir “sobre todo”?) los constitucionales.

De nuevo estamos en casa. Y aquí nos hemos encontrado con que, aprovechando la larga etapa de soledad y quietud, el globo de cristal que protegía una lámpara de techo en el pasillo ha encontrado la forma de escurrirse de sus anclajes y desprenderse mansamente, en obediencia estricta a la ley de la gravedad. La casi totalidad del estropicio ha quedado desparramada en forma de añicos sobre una alfombra vieja que Carmen ha decidido tirar a la basura con su carga de cristal roto.

El lado bueno del suceso es que el globo no le cayó en la cabeza a nadie. El lado oscuro, esa sensación de que es preciso mantenerse continuamente en movimiento para tener posibilidades de sobrevivir en un entorno malicioso, repleto de asechanzas.

Lo expresaba el gestor de una empresa cooperativa importante, mediante una metáfora ajedrecística: «Si te quedas quieto en tu casilla, los chinos se te zampan en tres movimientos.» Donde pone “chinos”, pongan ustedes cualquier otra realidad inamistosa sugerida por su experiencia. Da miedo, la verdad.

Puede, entonces, que la movilización sea la consigna más oportuna para la ciudadanía en general, en este tiempo tan difícil.

Y evadirnos así, todos juntos, de la quema que nos están organizando.