sábado, 2 de julio de 2022

BALADA TRISTE DE TROMPETA PARA MADONNA LAURA



Detalle de una ventana, en una callejuela de la ciudad vieja de Rodas.

 

Carme Forcadell ha pedido a Laura Borràs que dimita para no perjudicar el prestigio de la institución del Parlament independentista. Laura ha dado, hasta el momento, la callada por respuesta, y se comprende: ¿de qué prestigio habla Forcadell, de qué institución, de qué independentismo? ¿Es lícito colocar sobre un pedestal virtual algo que anda arrastrándose penosamente por la basura mediática?

Para que tuviera sentido la petición de Forcadell, que también ha sido presidenta del Parlament en su momento, y qué momento, y no parece que se esté pidiendo cuentas a sí misma, las fuerzas independentistas, o sea ese 52% de no se sabe qué, deberían haber elegido mejor a la(s) presidenta(s) de su Parlament, que casualmente no es suyo pero que se han apropiado, no al 52 sino al 100%, con la frescura que les da el trato continuado con colonos.

El asunto de Laura con Isaías y las prevaricaciones y corruptelas continuadas y yo diría que incluso desfachatadas, vienen de mucho antes de la elección de la señora para el cargo constitucional que ocupa en precario desde su toma de posesión, porque ya entonces estaba siendo investigada, y se sabía que más bien antes que después habría de dejar vacío su sitial.

Se colocó a Laura en aquel pedestal virtual, como forma de protegerla; no por otros méritos. El llamado president aplaudió la jugada desde Waterloo. Todo el independentismo ha mirado de forma unánime a otro lado mientras proseguía, por detrás del telón del tablado de la antigua farsa, la sustanciación del proceso. Ahora que llega finalmente el momento, largamente anunciado y estirado como una pastilla de chicle por las cuestiones previas y los recursos de última hora de los abogados, ¿de qué prestigio, de qué institución, de qué independentismo nos habla Carme Forcadell?

Esperen, que aún no lo hemos visto todo. Forcadell afirma estar por la reclamación a España de la amnistía y la autodeterminación, y ha confiado casi al oído a Josep Cuní que no cree mucho en la mesa de diálogo. No se pierdan el próximo capítulo de la saga.