viernes, 29 de julio de 2022

MENSAJE DESDE EL MÁS ALLÁ

 


Restos de una clepsidra en el antiguo santuario de Anfiareo, en el Ática (Grecia). La clepsidra medía el tiempo mediante el paso regulado del agua, desde un recipiente colocado en alto, hasta otro situado en posición inferior.

 

Caprichos. Correspondencia desde la contigüidad del cosmos

He tenido que pasar por Correos, servicio que en Poldemarx está integrado en las oficinas municipales, para recoger una tarjeta postal dirigida a mí, que al parecer se traspapeló y quedó oculta durante no se sabe cuántos años en una grieta del suelo en el que se asentaba un buzón callejero. Alguien la ha encontrado cuando el buzón ha sido suprimido en un programa reciente de recortes municipales, y como Correos tiene a gala y pundonor la eficiencia de su organización, me la ha remitido fuera de norma y plazo a la dirección que constaba.

La funcionaria local ha hecho un intento de cobrarme el envío, dado que el sello era de 15 cts y sin membrete. La tarjeta fue buzonada en Alcaracejos, Valle de Los Pedroches, provincia de Córdoba. Yo no conozco a nadie de allí. El asunto me pareció dudoso, tal vez un timo de la estampita tuneado, de modo que me negué a pagar nada. La moza acabó por pasarme la tarjeta sin más trámite que echar una firma en el libro-registro. De ese modo, me explicó, ella y yo quedábamos a cubierto de las responsabilidades a que hubiera lugar como consecuencia de la anomalía in situ ocurrida en la correspondencia. Le di la razón.

La tarjeta no lleva fecha ni firma, pero la letra es la de mi prima Cuquín. Cuquín nos dejó para siempre en el mes de mayo de 2014. Soportó con mucha entereza un cáncer de ovarios, y cuando le llegó el momento anunció a los que le rodeaban (yo no estaba entre ellos, pero me lo contaron así): “Bueno, yo ya me voy pa’ arriba, creo, pero vosotros cuidad bien de mi hermana, que anda delicada y cuando yo le falte, irá a peor.” Y se dejó ir.

Eso sucedió en Madrid, y los veranos los pasaba, mientras pudo, en Oropesa de Mar, Castellón, adonde íbamos a visitarla casi todos los años porque lo cierto es que nos teníamos un gran cariño mutuo. De Alcaracejos, nada de nada. La foto de la postal tampoco da pistas porque es una imagen de la Virgen del Rocío, sevillana, a la que ella era muy devota. A los naturales de Alcaracejos les llaman, familiarmente, “mojinos”, según he sabido por Google. Supongo que el dato es irrelevante, pero lo hago constar por si acaso.

Vamos entonces al texto, que es lo único que puede ofrecer pistas de cuándo me fue enviada la tarjeta, y sobre todo, por qué razón. El tema es tan vidrioso y complejo que me he decidido a compartirlo en redes sociales para ver si alguien puede ofrecerme alguna luz.

Cuquín, muy en su estilo, no se entretiene en prolegómenos ni en cortesías y va derecha al grano, sin encontrar momento ni motivo para separar las frases con puntos:

«Digo, Paquillo, que no hace falta que te des prisa en venir para aquí, esto no está mal del todo la verdad, pero el servicio tampoco es tan bueno como la propaganda que le hacían, y el calor es de justicia ahora que no hay capa del ozono, de modo que tú sigue tranquilico donde estás, el aire del mar es lo más sano, y por ningún motivo te signifiques en nada ni te subas a la parra, que están verdes. Tus hermanos bien, por aquí andan y te mandan recuerdos.»

Mis dos hermanos varones murieron antes que Cuquín. La postal hubo de pasar muchos años en su escondite si fue buzonada (¿por quién? ¿por qué en Alcaracejos?) en alguna visita que los dos le hicieron, adónde, durante unas vacaciones de verano.

La otra posibilidad es que en todo el asunto ande mezclada la contigüidad del cosmos, un secreto científico herméticamente guardado, un repliegue del continuo espacio-temporal conocido por muy pocas personas y habitado por una selecta clientela elegida por la Parca, no en base a meritocracias ni cuentas bancarias abultadas, sino porque le peta, buenamente.

No me extrañaría que Cuquín me haya escrito desde la contigüidad del cosmos. Eso sería normal en ella. Lo que me inquieta son las noticias que me da sobre el cambio climático en esa porción de la hiperrealidad que yo creía hasta ahora inmune a los embates de la polución.

¿Ustedes qué creen?