¿Dios aprieta pero no ahoga? Hay opiniones
encontradas sobre el particular, y más aún con la que está cayendo. La
aportación personal a tan espinoso tema de Georges
Brassens fue el siguiente análisis de lo ocurrido con la pastora
Jeanneton (Juanita) en una canción que quedó inédita a su fallecimiento en
1981, y que grabó años después su amigo el cantante Jean Bertola. El título, Dieu, s’il existe.
¿A qué juegan en el cielo?
¿Qué utilidad tenía que una granizada
Devastara los pastos jugosos
Del país de Jeanneton?
A sus ovejas y sus carneros
No les queda ni una planta forrajera,
Sólo ha sobrevivido el cardo.
Dios, si existe, exagera.
Exagera.
Encima el lobo feroz, glotón
Y para nada bucólico,
Sale del bosque decidido
A zamparse el rebaño de Jeanneton.
Sin perdonar ni a un corderillo
Todo lo devora y lo digiere.
¿A qué juegan en el cielo?
Dios, si existe, exagera.
Exagera.
Pero además Coridón,
Prometido de la pastorcita
Que asistía puntual a la parroquia
Y soñaba con amores intemporales,
¿A qué juegan en el cielo?,
Se ha ido detrás de los muslos
Más bellos y ligeros de una descocada.
Dios, si existe, exagera.
Exagera.
Adiós praderas, adiós corderos,
Adiós días dorados de la pastora.
¿A qué juegan en el cielo?
¿Están acaso tirando los dados?
Es estúpido y malvado actuar así
En momentos de tanto apuro. Sugiero
Que se discuta la cuestión en el próximo
concilio.
Dios, si existe, exagera.
Exagera.
(Por la traducción, Paco Rodríguez de
Lecea)