Los sindicatos se encuentran en una encrucijada decisiva para su
futuro. Por su doble condición de institución pública y movimiento de parte han
sido comparados en esta y otras bitácoras amigas con un centauro. Lo anoto
simplemente sin insistir en la figura porque ya van siendo excesivos los guiños
a la mitología clásica (Ítaca, Gorgona, etc.) en estas líneas cuya pretensión
es más bien ceñirse al presente y atisbar el futuro inmediato.
El texto que se presenta a continuación es, con ligeros recortes
para agilizarlo y el añadido de algunos subrayados, el mismo que apareció en el
blog “Metiendo Bulla” el primero de octubre del año pasado. No despertó
entonces el interés que en mi opinión merecía, como guía concreta para el qué
hacer inmediato de unas organizaciones en trance de renovar sus estructuras,
sus planteamientos de fondo, su personal y sus estrategias. También como una
posible concreción de la idea expresada por Riccardo Terzi de un “nuevo”
militante sindical desligado de la burocracia y con funciones de experimentador
social y de investigador.
Quizá la reaparición de esta entrevista en Punto y Contrapunto
contribuya a una mayor atención a propuestas que nos llegan de un país del que
no acostumbramos a esperarlas. Quizá no. Pero dicen que a fuerza de insistencia
el agua mansa horada la piedra.
Organizar a los trabajadores no organizados. Que son, cada vez
más, cómplices de un mercado de trabajo convulsionado por una competencia
global feroz y por una actitud muy extendida que contempla con escepticismo
todas las formas de representación colectiva, y por tanto también a los
sindicatos. Este proceso, que alcanza ya a todos los países del occidente
desarrollado, empezó a ser percibido en los Estados Unidos en los años noventa,
y produjo un descenso desastroso en la tasa de sindicación del país (que apenas
alcanza hoy el 12%). Sin embargo, los sindicatos americanos han sabido
reaccionar contra esta tendencia innovando en las técnicas y estrategias de
proselitismo; no se han limitado, así, a una protesta estéril contra la
hostilidad y la incomprensión creciente, sino que han partido precisamente de
ese “dato” para renovarse en profundidad y lanzar una idea de Community
Organizing que, en síntesis muy apretada, significa la revitalización del
sindicato como gran organización social, capaz de actuar e influir también
fuera de los centros de trabajo tradicionales, de implicar a comunidades y
redes sociales, y de promover un protagonismo de los trabajadores nuevo y
directo. Hemos discutido estos temas, que han suscitado un gran interés en
Europa y en Italia, con Valery Alzaga, activista y dirigente de SEIU (el sindicato americano de los
trabajadores de los servicios).
«En todo el mundo – dice Alzaga – los sindicatos están
afrontando grandes dificultades. Por desgracia, sin embargo, tan sólo unas
pocas organizaciones han sido capaces de “adaptarse” a las mutaciones duraderas
inducidas por el neoliberalismo: outsourcing, subcontratación, flexibilización
extrema del trabajo, contratos a brevísimo plazo.»
¿Puedes explicarnos en qué consiste Organizing?
Se trata de un enfoque a largo plazo y capilar. Siempre
empezamos con un trabajo prolijo de investigación para comprender con exactitud
la naturaleza de las realidades de las que hemos decidido ocuparnos. Se trata
de una “investigación sindical” exhaustiva: estudiamos los mercados de
referencia de las empresas, su estado de salud, las principales firmas que
operan en el sector, su cuota de mercado, las tendencias previsibles, la cadena
de proveedores, la organización del trabajo, los márgenes de beneficio, la
fuerza de trabajo y sus oscilaciones, el estilo de management y el respeto o no
a las reglas y los estándares establecidos. Intentamos también evaluar con
honestidad nuestra fuerza o debilidad en el sector. Una vez completado este
análisis riguroso, tratamos de imaginar cuáles son los resultados que queremos,
y si estamos en situación de alcanzarlos en un plazo de diez años. Con todos
estos elementos, realizamos un mapado de la realidad sobre la que hemos
decidido intervenir. Finalmente, cuando nos hemos hecho ya una idea sobre dónde
y cómo empezar y qué podemos obtener en un plazo de tiempo realista, lanzamos
nuestra campaña de “Organizing”, de sindicación.
La faceta más llamativa de ese enfoque es la relativa a las formas
de abordar a los trabajadores…
Es verdad, se trata de un aspecto fundamental. Ponemos un gran
empeño en tratar de conocer a
fondo a los trabajadores a los que pensamos dirigirnos. Intentamos conocer cómo trabajan y
dónde, sus exigencias, su visión del sindicato y por qué razones se han
afiliado o no, sus deseos, sus temores, las posibles respuestas a las preguntas
que más les interesan, sus redes y contactos sociales. Todo esto lo hacemos
hablando directamente con ellos, a menudo vamos a buscarles a sus casas. Encontrarse en el domicilio propio
representa una gran oportunidad cuando se trata de organizar a personas
dispersas en el territorio, o sin una ocupación estable; es, además, un modo seguro de escapar
al control del jefe o de la empresa, y proporciona más tiempo para profundizar
en las situaciones individuales y elaborar estrategias y planes de acción
adecuados a las circunstancias particulares que encontramos.
Pero la dificultad mayor probablemente no consiste tanto en
contactar con los trabajadores, como en conseguir implicarlos…
Después de los primeros contactos y de un mapado preciso de los
lugares de trabajo, tratamos de identificar a los que en nuestra opinión son
los “líderes naturales”: las personas más respetadas, sin importar que con
frecuencia no estén afiliadas a los sindicatos. Con ellas empezamos a
constituir los comités (Organizing Committees) que van a ser los motores de
nuestras campañas reivindicativas: empleamos mucho tiempo en ayudar a esas
personas a desarrollar la capacidad de organizar a los demás compañeros, a
tener una visión estratégica, a anticiparse a las decisiones de los managers y
acrecentar la fuerza de los trabajadores antes del comienzo de la lucha
propiamente dicha. En suma:procuramos favorecer la presencia de un liderazgo
desde abajo. Los comités son
importantes también para organizar el apoyo a las campañas en los barrios,
implicando a iglesias, centros de acogida de inmigrantes, partidos políticos,
instituciones culturales, universidades, medios de comunicación, artistas,
personajes famosos que creen en nuestras luchas. Las campañas se desarrollan
por fases, cada una de las cuales es dirigida
por un grupo de coordinación del sindicato junto a los comités.
¿Nos puedes indicar, siquiera sea esquemáticamente, cuáles son
esas fases?
Por lo general empezamos de forma suave: hacemos peticiones,
rogamos a los dadores de trabajo que asuman comportamientos correctos,
explicamos nuestros argumentos. Si eso no basta, aumentamos gradualmente la
presión. En cada fase buscamos el apoyo de la comunidad y de sujetos y
personajes conocidos en el territorio. Trabajamos
en el seno de un movimiento social, no en solitario. De este modo los
sindicatos se convierten en parte importante de un movimiento más amplio y son
percibidos como un vehículo de cambio social y
no como una organización de intereses preocupada sólo por el destino de sus
propios miembros.
Otro aspecto interesante de vuestro enfoque es el relacionado
con la implicación directa de los trabajadores también en las campañas de
comunicación…
Sí, es importante que sean ellos mismos el rostro público de las
campañas que les afectan directamente. Eso crea un efecto de reflejo hacia los
compañeros, que se sienten estimulados a ser ellos mismos protagonistas de las
luchas. También en este caso procuramos hacer emerger líderes jóvenes que se
relacionan directamente con la prensa y operan en las redes sociales. Personas que hablan en primera
persona y animan a los demás a
tomar la palabra.
¿Funziona Organizing en todos los sectores?
Sí. SEIU ha actuado con éxito, utilizando esta estrategia, en la
sanidad y en los sectores públicos en general. Actualmente estamos trabajando
también con IG Metall in Alemania, en el sector de la energía eólica y en las
empresas subcontratadas del sector del automóvil. En Holanda colaboramos con
los sindicatos del sector público que buscan nuevas vías para oponerse a los
recortes del gasto público debidos a la crisis.
¿Cómo se enfrenta el sindicalismo “desde abajo” con la fuerza
avasalladora de la globalización? ¿Cómo combinar el plano local y el global?
La campaña Justice for Janitors (Justicia para los trabajadores
de la limpieza) es un ejemplo de la posibilidad de combinar de forma provechosa
los dos niveles. La campaña se desarrolló a partir de las ciudades más
importantes de los Estados Unidos y de sus suburbios. Conseguimos movilizar
ciudades enteras, barrios, sectores (grandes propiedades, industria
farmacéutica, empresas de tecnología punta, aeropuertos, universidades, etc.),
comunidades y grupos de apoyo. En nuestro caso los grandes dadores de trabajo y
también los clientes de los distintos servicios estaban representados por
multinacionales. Por esa razón, aunque los conflictos y las campañas se
desarrollaron en los niveles local y nacional, tuvimos que actuar asimismo en
el nivel global. A través de la ayuda de la UNI (la federación internacional, que representa
a 20 millones de trabajadores del sector de los servicios) y el apoyo de
sindicatos de los servicios y de asociaciones que velan por los derechos de los
inmigrados, en muchos países conseguimos arrancar acuerdos globales que rebasaron el
“límite” nacional y nos ayudaron a nosotros y a otros sindicatos a organizar y
mejorar las condiciones de trabajo en el sector terciario.
En algunos casos ese enfoque global nos abrió los ojos. Por
ejemplo, nos dimos cuenta de que muchas de nuestras referencias sindicales
europeas (a las que nos habíamos dirigido para pedirles ayuda) no contaban con
fuerza u organización suficiente en estos sectores. Al revés: muchas
organizaciones europeas nos pedían precisamente a nosotros apoyo y consejo para
desarrollar su propia capacidad organizativa y reivindicativa. Resumiendo: más fuerza en el nivel local
significa más energía que proyectar en el nivel global para obtener resultados importantes.
¿Piensas que este modelo es compatible con una tradición, como
la italiana, en la que los sindicatos cuentan con estructuras muy fuertes y
organizadas?
Me parece que el sindicato italiano es muy activo y vivaz.
Vuestra fuerza se basa en haber construido en los años setenta modelos capaces
de guiar las luchas de los trabajadores tanto dentro como fuera de los centros
de trabajo; el sindicato consiguió penetrar en el tejido social externo
mientras, simultáneamente, la política – local, nacional, internacional –
entraba en los lugares de trabajo. Este intercambio generó un movimiento de
naturaleza política y social en el cual el papel desempeñado por las
organizaciones de los trabajadores fue determinante. Por eso creo que
Organizing está muy presente en el ADN de los sindicatos italianos. Otros
puntos fuertes se encuentran en la difusión en Italia de una importante
presencia y cultura sindical que supone un fundamento sólido sobre el que
levantar estrategias dirigidas a enfrentarse con las tendencias negativas
presentes en el tejido económico y social.
En cualquier caso, mutaciones de este tipo comportan resistencias
fisiológicas en las organizaciones, ¿no crees?
Es cierto. Pero si
los sindicatos quieren invertir la tendencia de la crisis deberán ayudar a los
trabajadores a construir su propia fuerza en los lugares de trabajo. Con todo, también el planteamiento de
los trabajadores tiene que cambiar: será necesario hacer mucho más (incluido el
tema de la búsqueda de apoyos “institucionales”) para poder afrontar los
problemas particulares desde una óptica colectiva. Me doy cuenta de que cambios
de esta trascendencia, con las redistribuciones de poder que comportan, no
resultan sencillos de digerir en el interior de las organizaciones. Sin
embargo, no es posible generar cambios sin que aparezcan fricciones y pugnas, y
sin abandonar las tranquilizadoras posiciones de seguridad de cada cual.
(La entrevista fue publicada en el semanario Rassegna
sindacale. Traducción: Paco Rodríguez de Lecea. Los subrayados han sido
añadidos por el traductor y son responsabilidad exclusiva de él)