miércoles, 25 de marzo de 2015

SENTIDO COMÚN Y POLÍTICA


Teresa Rodríguez, cabeza de lista de Podemos en las elecciones andaluzas, declaró el mismo domingo por la noche, una vez establecido el contenido definitivo de las urnas, que el objetivo de su grupo de 15 diputados va a ser «llevar el sentido común a la Cámara». Quizás no fue consciente en ese momento de que “sentido común” es lo que va predicando Mariano Rajoy como prerrogativa principal de su línea política.
Cierto que el sentido común no responde a una posición fija e invariable. Antonio Gramsci dejó escrito, en un texto que recuerdo de forma vaga pero que no he conseguido localizar (solicito ayuda de alguna alma caritativa que lo haga por mí), que cada grupo e incluso cada subgrupo social segrega su propio sentido común, netamente diferenciado de los demás. Para Teresa, por poner un ejemplo, será de sentido común convocar una concentración de vecinos para detener un desahucio, mientras que para Mariano lo que cae de su propio peso es hacer cumplir la resolución administrativa con despliegue de antidisturbios y excavadoras si es preciso.
No es lo mismo un sentido común que el otro, ciertamente. Pero en cualquier caso, afrontar una legislatura solo con sentido común como arma ofensiva y defensiva, parece poca cosa. Más, en un partido comprometido con la transformación de una sociedad profundamente desigual, en la que la falta de cohesión, el desarraigo y la pobreza presentan índices muy alarmantes. A muchos nos gustaría haber escuchado unas líneas de programa algo más concretas.
En cualquier caso, de puro sentido común será, para Podemos e Izquierda Unida Andalucía, ajustar sintonías y aunar esfuerzos. Ya ha pasado el momento estelar para los contactos y los acuerdos entre formaciones, es decir,  el de la confección de listas de los candidatos y de las ofertas a la ciudadanía. En ese trance cada cual defiende el valor de la marca, y las suspicacias recíprocas hacen que sea muy difícil coincidir. Aceptémoslo. Pero en el acontecer diario de una Cámara a la que se pretende llevar los beneficios del sentido común, el buen entendimiento de dos grupos minoritarios próximos en intenciones y en objetivos sí resulta más fácil, y además especialmente deseable.
La virreina de Andalucía ha decidido impartir gobierno en solitario, y va a tener una oposición nutrida y fiera por su costado derecho. (Algunos auguran que dispondrá, para nadar en aguas turbulentas, de un flotador providencial en Ciudadanos, formación a la que adjudican una posición de centro-centro. Mi opinión personal es que la ubicación de Ciudadanos en el espectro político es de derecha-derecha. No es el PP, ciertamente, pero tampoco es diferente. El primero es un supermercado, el segundo una boutique con encanto. El tiempo dirá si llevo razón en esa apreciación.) En esta situación crítica, para las formaciones que en una u otra medida se reclaman de la izquierda será de sentido común, no intentar una pinza con la derecha, sino muy al contrario presionar para introducir píldoras de reforma social en un programa de gobierno psoecialista que se intuye reducido a la gestión administrativa de lo existente, adornada con floripondios de retórica rociera.