El ministro Juan
Ignacio Zoido ha vuelto a traernos los ecos semiolvidados de la vieja retórica
del salvapatrias. Ha justificado el gasto de ochenta y siete millones de euros
y un pico (la cifra exacta es de 87.103.355,05 €) en la llamada Operación
Copérnico para abortar el referéndum del 1-O en Catalunya, en que «es un alto
coste que hemos de pagar todos los españoles por culpa del govern
independentista de Catalunya.»
Los resultados prácticos
de la Operación Copérnico fueron cuando menos dudosos. Se exhibió más
brutalidad de la aconsejable con las personas humanas, se destrozó mobiliario
urbano (la cuenta no la pagarán todos los españoles, sin embargo; solo los
catalanes) y el menú navideño en Piolín quedó muy por debajo de las
expectativas de los agentes destacados en territorio enemigo. Está por ver,
entonces, si debe calcularse la relación calidad/precio de la Operación en
función de dichos resultados, o bien si ha de contarse un factor más,
impalpable pero rigurosamente actuante, que llamaríamos (metafóricamente) el “espíritu
de Cruzada”. Ojo, Cruzada con mayúscula.
Me dirán que estoy
exagerando, pero puedo aportar en abono de mi hipótesis otro indicador.
Veamos. En Spotify, según noticia aparecida en elpais, un remix de “Cara al sol”,
instrumental pero con alguna letra esporádica en la que se incluye el grito de “Arriba
España”, ocupa el puesto número 4 entre los 50 temas virales de fin de año. Se
atiende, según explica la firma, no al total de la audiencia numérica de la
canción, sino a «un pico inusual de escuchas en los últimos días». No
exageremos las cosas, entonces, pero tampoco les quitemos la importancia que
tienen. Con el “Cara al sol” no hay engaño posible: todos sabemos lo que
significa.
Del costo en sí de
la Copérnico, únicamente me intrigan esos cinco céntimos añadidos al redondeo.
¿En qué se gastarían?
Lo demás está
claro: 43,3 millones se fueron en dietas para los 6000 agentes destacados. Eso
supone un montante de 7216,66 € por agente. Las dietas son complementos de
sueldo, o sea un a más a más. Es bastante dinero. Las cifras del ministro no
establecen ningún desglose entre la cantidad que recibieron los números y la
que correspondió a los mandos. Quizá por ahí empezaríamos a desentrañar el fondo del
intríngulis. Entre los mandos tal vez se haya incluido a los miembros del
gobierno destacados en la comunidad catalana como consecuencia de la aplicación
del artículo 155. Se sabe que Soraya Sáenz de Santamaría estuvo activísima en
esos días, aunque por desgracia no consta en qué. El ministro de Cultura Méndez
de Vigo se afanó en devolver las piezas artísticas reclamadas por Aragón al
monasterio de Sijena, pero no puede decirse que haya dejado enteramente
satisfechos ni a los catalanes (lo cual se daba por descontado) ni a los
aragoneses, a los que ha encrespado su intervención.
Habida cuenta de la
larga trayectoria de los políticos del PP en recibir complementos salariales de
la caja B, el 155 parece haber sido un brillante invento de Mariano Rajoy para
trasvasar los tales complementos a la caja A, es decir la de los presupuestos, incluyéndolos en
el renglón novedoso de “gastos por espíritu de Cruzada”. Las jactancias del
ministro Zoido, del ministro Montoro y del propio Marianico en relación con las
muchas bondades del 155 podrían tener este trasfondo brumoso.
En cualquier caso,
se constata que nuestros dirigentes políticos se están comportando más como los
amos del cortijo que como incluidos en la categoría democrática de servidores
de la ciudadanía, la que reglamentariamente les correspondería.
Es todo un síntoma.