jueves, 30 de abril de 2015

LA PATALETA DE RONALDO


Cuentan los cronistas deportivos que en el minuto 83 del partido Real Madrid-Almería, un balón enviado por el delantero madridista Chicharito hacia la zona en la que se encontraban Arbeloa y Cristiano Ronaldo fue rematado a gol por el primero. El segundo, es decir Ronaldo, dio muestras manifiestas de enfado por no haber sido él el rematador. Llevaba treinta y nueve goles en la Liga; Arbeloa, ninguno. El gol era a favor de sus colores, no en contra, circunstancia que podría haber hecho más comprensible el enfado del crack. Ronaldo encabeza la lista de goleadores en el campeonato, pero podría ser desbancado al parecer por un jugador de otro equipo, cuál no hace al caso, que le sigue de cerca en número de dianas. No parece justificación suficiente para una exhibición de ego frustrado en un encuentro deportivo presenciado por unos setenta mil espectadores, a los que hay que añadir una cuantiosa cuota de audiencia televisiva nacional e internacional.
La anécdota, bastante irrelevante en sí misma, ha venido a coincidir en la prensa diaria con una comparecencia de don Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, ante el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco. El prócer madridista justificó unos pagos de veinticinco mil euros mensuales a la empresa valenciana Eico por el objetivo de “mejorar la imagen” de los futbolistas de su equipo en las redes sociales de países como China, Alemania o Brasil.
Rabietas públicas tan deplorables como esta última de Cristiano harían de esos pagos de don Florentino el dinero peor gastado del mundo, de no darse la circunstancia de que la empresa Eico, beneficiaria del contrato en cuestión, forma parte de la llamada trama Púnica, consagrada de forma predominante al tráfico de influencias entre el estamento político y la alta finanza de nuestro país.
El juez Velasco preguntó a Pérez si Alejandro de Pedro Llorca, gerente de Eico, no le había pedido nunca dinero para el PP, y Pérez se declaró “molesto” por la sugerencia. «No se hubiera atrevido a plantearme eso si me conoce a mí.» Respuesta que viene a ser una variante reconocible del viejo repertorio del «usted no sabe con quién está hablando», tan enraizado en las costumbres y los modos de nuestras clases pudientes.
Deseamos desde aquí de todo corazón al juez Velasco que consiga el “gol de Arbeloa” que anda buscando, y que el eminente empresario y dirigente deportivo se ha apuntado ya a priori en sus propias estadísticas.