viernes, 1 de mayo de 2015

"ESPANTÁ" DE MONEDERO

Juan Carlos Monedero se va de la política dando un portazo. No se apuren demasiado, lo más probable es que se trate de una puerta giratoria y lo tengamos de nuevo dentro, más pronto que tarde.
Juan Carlos Monedero se va porque se siente “traicionado” por la política. Quiere recuperar la “frescura” de sus propias convicciones. Hago un esfuerzo mental para imaginarlo adentrándose en el cenagal revestido de una alba túnica y con un lirio en la mano, pero no consigo visualizarlo: me falta capacidad de fantasía.
Juan Carlos Monedero dice que su formación empieza a parecerse a la casta a la que pretende sustituir, pero que a pesar de todo es “lo más decente” que existe en el panorama político nacional. Yo no diría que haya perdido tanta “frescura” en su tránsito meteórico por la política, cuando se dedica a repartir de ese modo credenciales de decencia y de indecencia.
Juan Carlos Monedero encuentra criticable que sus hasta ahora compañeros prefieran medio minuto de comparecencia en televisión a una discusión seria en los círculos. El reproche habría tenido más eficacia si él mismo hubiera llevado ese grave problema a la discusión en los círculos, en lugar de soltarlo a todo trapo en medio minuto de televisión.
Juan Carlos Monedero no ha hecho un mutis discreto por el foro, sino que ha anunciado su marcha mediante una comparecencia pública en la que ha salvado su posición personal, a costa de causar un perjuicio importante a la formación que lideraba hasta ayer. Desde cualquier baremo que se utilice, esa figura tiene un nombre en política: bajeza.
Juan Carlos Monedero me recuerda a aquel valentón de Cervantes que «caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese… y no hubo nada.» Mejor si no vuelve nunca.
Dicho lo cual, anoto que la dirección de Podemos ha decidido no sumarse a la manifestación sindical del Primero de Mayo. Pues qué bien. Esos muchachos siguen haciendo alarde de lirios del campo mientras circulan aceleradamente de despeñadero en despeñadero.