En un mundo cuajado
de “posverdades”, que es la forma posmoderna de llamar a las mentiras, quizá sea
necesario puntualizar la verdad rotunda, la verdad verídica y verdadera si se
quiere, del «aviso a sindicalistas» que lanzó ayer en su bitácora José Luis
López Bulla (1). A saber, que Javier Aristu y un servidor estamos terminando al
alimón la traducción de una muestra significativa de los Diari 1988-1994, de Bruno Trentin, editados en Italia por Ediesse a
cargo de Iginio Ariemma. Nuestro esfuerzo, bien arropado en otros textos
explicativos y aclaratorios de la originalidad radical y el sentido innovador
de la propuesta de Trentin, se publicará bajo el sello ya consolidado de “Pasos
a la Izquierda”, y José Luis lo sabe de buena tinta porque está en el ajo de
este proyecto desde el inicio mismo. No en balde es el primer promotor y el más
importante divulgador de la obra de Trentin en nuestro país y en nuestra lengua
común, lo que le convierte en el principal difusor, también en amplios espacios
de América latina, de un sindicalismo terriblemente actual, es decir consciente
de su lugar, de sus problemas y de sus potencialidades en el nuevo paradigma de
la producción basada en las tecnologías digitales y las herramientas
sofisticadas que estas proporcionan; pero también en la permanencia del modelo liberador
del trabajo como medio de autorrealización de un inmenso colectivo de personas,
diversas entre ellas pero unificadas en los libros de sociología bajo la
etiqueta común de “clases subalternas”. Sindicalismo, en consecuencia, “de
clase”, sin tapujos que lo adulteren. Desconfíe de las imitaciones.
Una anécdota puede
ser significativa de la actitud de Trentin en la encrucijada decisiva entre un
sindicalismo “tal como venía siendo” y la práctica sindical necesaria en las
nuevas condiciones. Jamás habría mencionado él esta anécdota en el contexto
severo de sus libros, sus informes a la dirección o sus conferencias públicas;
pero en el repliegue íntimo de unos diarios de trabajo que nunca destinó a la
publicación, la imagen a la que se refiere le impacta tanto que la trae a
colación hasta tres veces. Es la anécdota de su perro de caza Matteo, criado en el campo, que
trasplantado a la ciudad mea sobre el cemento o el asfalto, pero enseguida busca
con afán un parterre o un alcorque y escarba con la intención fallida de tapar con
tierra la orina que ha derramado a varios metros de distancia.
El perro Matteo da la imagen de la disociación
entre un contexto original, en el que el hábito estaba perfectamente coordinado
y justificado, y un contexto nuevo y mal asimilado en el que el esquema de
conducta pasa a ser absurdo e inútil. El mismo tipo de comportamiento
esquizofrénico de una izquierda tanto sindical como política que, perdida la
orientación, insiste en seguir comportándose como si los viejos puntos
cardinales no hubieran sido desplazados por nuevas realidades que exigen un
repensamiento general, por no decir una refundación, de los principios y los
objetivos del sindicalismo y de la política económica en un mundo cambiado.