Sorpresas que da la
vida, habría cantado Mackie el Navaja. Una parte no desdeñable de la cofradía
indepe estaría dispuesta a repetir “lista de país” y colocar ahora en la
cabeza, no al fotogénico Raül Romeva, que gime en prisión en territorio hostil,
sino al mismísimo Carles Puigdemont, un contorsionista polifacético que ha
eludido el destino de Romeva, o de Junqueras, o de Turull, con un truco al
estilo Houdini, y ahora podría hacerse la campaña electoral a través del plasma
y en diferido, sin moverse de la sala de recibir de la suite que ocupa en un
desconocido hotel de varias estrellas situado en la capital mundial de las
coles, o en sus proximidades.
Fantomas Puigdemont,
el inasible, la lengua más suelta de Occidente para disfrazar las verdades y componer
las postverdades de modo que cada cual sea libre de entenderlas como prefiera,
el hombre providencial que llegó a la presidencia de la Generalitat por caminos
tan imprevisibles como había llegado antes al Credo Poncio Pilatos.
Perdonen, pero esto
no va a salir bien. No puede salir
bien de ninguna manera. Cuando Puchi era un desconocido, veíamos sus jeribeques
y sus volatines con cierto asombro y un atisbo de respeto: “Hace falta valor”,
nos decíamos. Ahora sabemos con exactitud geométrica la absoluta miseria adonde
nos ha llevado, y resulta de una elemental prudencia no repetir la suerte. Hablo
con total imparcialidad y con el corazón en la mano. Incluso desde el punto de
vista del indepe más indepe de colmillo retorcido, no es deseable que este
hombre vuelva por donde solía. Como president
no ha dado un palo al agua, el país se nos está yendo por el sumidero,
nunca ha dicho una frase decente de significado inequívoco ni ha esbozado una
intención cualquiera sin contradecirla invariablemente ocho segundos después.
Lo esperaban ustedes frente a la Gene hace solo unos días con pancartas en las que
se leía “Puigdemont traïdor”, ¿tan pronto lo han olvidado?
Y no dio la cara, ni
entonces, acorralado como estaba contra la pared. No dio el sí a la República
soñada, dijo que no había garantías y salió corriendo por la puerta de atrás en
busca de un exilio de lujo bajo el paraguas de un abogado de prestigio que le
están pagando ustedes, que le estamos pagando entre todos, lo queramos o no.
Señores
independentistas, hagan una lista de país si es lo que estiman más conveniente;
pero pongan al frente a una persona capaz de comprometerse y de mantener su
palabra. Preferible que sea persona capaz también de negociar, y que posea la
ciencia necesaria para saber qué es una puerta y qué un muro, y alguna noción
posea, una vez colocado correctamente delante de la primera, acerca de cuáles
son los procedimientos acreditados para poder abrirla.
No nos lleven otra
vez al mismo disparadero, sin propósito de enmienda. Esta no es una competencia
para ver quién es más burro, no le discutan el título a Rajoy, merecido lo
tiene, busquen otra solución por otro lado. Podríamos reivindicar juntos,
indepes y no indepes, tantas cosas de interés común. No pongan al frente del
pelotón a un bocaancha que no tiene ni prestigio, ni credibilidad, ni siquiera gracia
como monologuista.