sábado, 10 de marzo de 2018

LA VIDA APLAZADA SINE DIE


El filibusterismo parlamentario se practica ahora desde la mismísima Mesa de la institución. Roger Torrent, presidente del Parlament catalán, ha decidido aplazar sine die la sesión de investidura del nuevo gobierno autónomo. Cabe recordar que no tenemos gobierno autónomo desde la tocata y fuga de Puchi, allá en octubre pasado, y que desde entonces vivimos en un interregno inquietante bajo la tutela del 155; que hemos celebrado unas elecciones, que al parecer no han servido para nada; y que ya ha pasado casi todo el invierno, pero seguimos en hibernación institucional.
El argumento de Torrent es que no hay permiso carcelario para que asista a la sesión de investidura Jordi Sánchez, el candidato consensuado por los segundos partidos más votados. Cabe recordar, sin embargo, que el consenso sobre Sánchez incluye a algo menos de la mitad de la cámara (la CUP, cuyos cuatro votos harían falta para redondear una mayoría justita, sigue plantada en la abstención).
Roger Torrent ha decidido esperar el dictamen solicitado al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo sobre la prisión de Sánchez. No hay ningún suspense en este asunto, sin embargo. Se sabe sobre poco más o menos lo que va a contestar dicho Tribunal. En sustancia, nada entre dos platos.
¿Hacían falta alforjas para este viaje? Algunos ciudadanos han perdido ya la paciencia y los modales. Ejemplo, un empresario alemán que apostrofó en el Círculo Ecuestre a Torrent diciéndole que no solo Sánchez, sino el propio Torrent y muchos más tendrían que ir a la cárcel por lo que están haciendo.
No comparto ese punto de vista, los alemanes están demasiado acostumbrados a que las cosas funcionen. Yo, como la mayoría de los catalanes, me esperaba la moción de Torrent. Nosotros estamos acostumbrados a esperar las reacciones más peregrinas por parte de nuestros representantes ya no sé si legítimos o legitimados, me hago un lío con las palabras.
La vida es eso que fluye sin sentir entre aplazamiento y aplazamiento de una investidura. John Lennon dijo alguna vez una frase parecida, aunque no habló de investiduras porque él era de Liverpool, no catalán. Jorge Cafrune cantó en Zamba de la esperanza: «El tiempo, que va pasando, / como la vida no vuelve más.»
Han aplazado la vida, y el peligro es que no vuelva más. Estamos sin autonomía, estamos sin gobierno. Estamos también sin esperanza, pero en ese aspecto es importante consignar que han salido a la calle a reclamarla las mujeres, los pensionistas… Detrás de ellos se agolpan los precarios, los enfermos en lista de espera, los dependientes, los escolares.
Las instituciones anuncian huelga indefinida de brazos caídos (para nada huelgas “a la japonesa” como las insinuadas por algunas jerarquías).
La vida está aplazada sine die.