viernes, 30 de marzo de 2018

CELTIBERIA SHOW EN SEMANA SANTA


Leo en un rincón patrocinado de elpais digital la siguiente pregunta: «Fuiste a la Torre Eiffel para disfrutarla o para subir la foto en Facebook?»
La pregunta me parece casi desprovista de sustancia, desde el momento en que una de las formas canónicas de disfrute de la Torre Eiffel consiste en hacerse la foto. Casi no existe otra manera posible de “disfrutarla”, digamos que el armatoste no da de sí para mucho más. Prácticamente lo mismo ocurre con la Torre de Pisa, con la variante de que, buscando la distancia y el ángulo adecuados, el retratado puede posar en actitud de sostener el edificio para que no se caiga.
Pero la pregunta es trasplantable a otras realidades de rigurosa actualidad. Ayer jueves cuatro ministros del Gobierno de España, Cospedal, Zoido, Méndez Vigo y Catalá, se hicieron presentes en Málaga, donde la compañía de honores del X Tercio Alejandro Farnesio, IV de la Legión, acompañaba a la imagen del Cristo de la Buena Muerte en su traslado a la iglesia de Santo Domingo, cantando la pegadiza tonadilla del Novio de la Muerte.
Entonces, la pregunta anterior cobra todo su sentido. O sea, ¿estaban allí los cuatro ministros para disfrutarlo, o bien para hacerse la foto? ¿Era un acto más de su poblada agenda de trabajo, o dio la casualidad de que los cuatro optaron por pasar unas horas de ocio en la capital andaluza, atendiendo a sus devociones particulares? Los tres ministros – excluyo a Cospedal, que presidió el acto desde la tribuna de autoridades, como responsable que es de la Defensa, signifique ello lo que signifique –, ¿costearon de su bolsillo particular el capricho, abiertamente populista, de dar rienda suelta a su ardor patriótico-religioso, o fueron los presupuestos del Estado, aún no aprobados para este año, quienes abonaron la factura del viaje y a más a más las dietas correspondientes al alojamiento y manutención? También cabe que el Ayuntamiento de Málaga, y no los Presupuestos, cursara la invitación y se hiciera cargo de los gastos en el rubro de promoción de las fiestas, igual que haría con otras figuras conocidas del cante y del espectáculo, con pensadores ilustres como Salvador Sostres que acaba de colocar en su sitio a un Stephen Hawking aún caliente en su tumba, o con ganadores de concursos televisivos de mucho fuste, tales como Operación Triunfo, Gran Hermano o Supervivientes.
Eso se llama en román paladino españoleo y famoseo. En cuanto al “Novio de la Muerte”, me tarda que Marta Sánchez lo versione para un público funcionarial enfervorizado. Tal y como dijo aquel capitán de los Tercios de otrora, “España y yo somos así, señora”.