miércoles, 30 de abril de 2014

SOBRE EL DESEO AMOROSO

A Raimon

Por la diada de Sant Jordi me atreví a escribir unas notas apresuradas sobre las mujeres y la literatura. Mi texto fue, espero, acorde con el paradigma más exigente de la corrección social. Incluí en él – muy apropiadamente, creo – dos versos de Ausiàs March, también correctos hasta un punto exquisito. Pero este blog tiene por objeto mostrar el punto y el contrapunto de realidades que, como he sostenido en otras ocasiones, son poliédricas y contradictorias, y no se dejan abarcar desde un solo punto de vista. No es sólo que todo buen ortodoxo resulta ser el perverso hereje de otra persona adepta a una ortodoxia diferente, sino que en nosotros mismos la ortodoxia y la herejía, el bien pensar y el desvarío, se mezclan e interfieren sin remedio en una confusión que viene a expresar la complejidad de la vida misma. La “vida tal como es” tiene una densidad que la vuelve refractaria a las simplificaciones de los esencialismos y las ideologías. Nunca o casi nunca se deja encasillar en una cuadrícula milimétrica.

Volvamos a Ausiàs March, o si lo preferís a Oseas Marco, nombre con el que fue inscrito el joven poeta en la expedición a Italia del rey Alfonso de Aragón, en el año 1420. Fue Raimon quien me puso sobre su pista. (Aprovecho la ocasión para manifestar que estaré presente como un clavo, una vez más, el próximo 8 de mayo en su recital del Palau.) En una canción sobre la ausencia y el deseo dedicada a Annalisa, Com un puny, Raimon cita dos versos de Ausiàs (Plagués a déu que mon pensar fos mort / e que passàs ma vida en dorment) y comenta hasta qué punto siente y comparte profundamente la raíz «atávica, joven, fuerte» que inspira esos versos. Yo le había oído cantar, de Ausiàs, Veles e vents y No em pren així, dos canciones que sigo escuchando sin cansarme, pero fue el comentario contenido enCom un puny lo que me decidió a emprender la tarea nada fácil de leer a Ausiàs en una vieja edición en dos tomos, regalo de mi suegro (Poemes. Edició crítica per Andreu Pagès, Institut d’Estudis Catalans, MCMXII). El poema cuyos dos versos cité es el XXXIII. Doy completa su primera estrofa, en la grafía anticuada de la obra:

Sens lo desig de cosa desonesta,
D’on ve dolor a tot enamorat,
Visch dolorit, desitjant ser amat.
E par ho be que no us vull desonesta:
Ço que yo am de vos es vostre seny,
E los estats de vostra vida casta.
Molt no deman, car mon desig no basta
Sino en ço que honestat ateny.

Todo lo que se dice es convencionalmente correcto. El deseo amoroso es citado dos veces. Hay una pequeña contradicción en la primera cuando dice del “deseo de cosa deshonesta” que trae “dolor” a todo enamorado, y declara enseguida “vivir dolorido” a pesar de que ha afirmado no sentir tal deseo. Remacha esta última afirmación en otros dos versos: “no pido mucho, porque mi deseo no alcanza más allá de los límites de la honestidad.”

Bonito, pero no veraz. Ausiàs ni siquiera pretende ser creído al pie de la letra. El verdadero mensaje a la amada es más bien: “me contento con lo que me des, pero cuanto más me des, mejor.” Podemos comprobarlo en el remate de otro poema suyo, el LIII, de una ambigüedad, y al mismo tiempo una sinceridad, desarmante (copio de nuevo la ortografía tal como aparece en la obra citada, a pesar de que no es congruente con la del poema anterior):

Lir entre carts, ma voluntat se gira
Tant que yo us vull honesta y deshonesta.
 Lo sant hair aquell del qual tinc festa,
E plau-me ço de que vinch tost en ira.

Corrijo para mí, con base únicamente en mi propio criterio, ese "Lo sant" como "Jo sent", e intento una traducción libre: «Lirio entre cardos, mi voluntad vacila hasta el punto de que os quiero honesta y deshonesta. Siento odio por lo que tanto alabo, y me complazco en eso que luego me enfurece.»

Las contraposiciones y las paradojas son figuras retóricas de las que abusa con demasiada frecuencia la poesía barata; pero en la gran poesía, son también la forma más penetrante y bella de expresar una ambigüedad y una confusión que forman parte de la vida; y dentro de la vida, de nuestros sentimientos y nuestros propósitos.