Antes de que míster
George Horace Gallup patentase el prodigioso
invento de los sondeos de opinión, mucho antes, era la Sibila
de Delfos la que sustanciaba las dudas de príncipes y gobernantes sobre
el modo de llevar los asuntos públicos. La Sibila tenía una ventaja sobre los modernos
sondeos: nunca se equivocaba, tenía hilo directo con la divinidad. Quienes se
equivocaban con frecuencia, en cambio, eran sus clientes, porque los mensajes de
los inmortales llegaban del más allá rodeados de una envoltura de palabras
oscuras o ambiguas que los hacían muy difíciles de descifrar.
Un sondeo de
Metroscopia hecho público ayer determina que una repetición de las elecciones
autonómicas andaluzas favorecería al PSOE y a Ciudadanos, y perjudicaría sobre
todo al PP. Igual que ocurría con la Sibila délfica, las posibilidades son dos,
creérselo o no creérselo. Los socialistas ludópatas y los convencidos de que dios
distrae sus ratos libres jugando a los dados convocarían de inmediato una nueva
ronda electoral. Por más que tienen conciencia clara de que en uno de los alveolos
del tambor del revólver que están manipulando hay una bala, se sienten
inclinados a despreciar las posibilidades de que, de los seis posibles, sea ese
precisamente el que quede alineado con el percutor. Adelante, entonces.
El sondeo de
Metroscopia se ha efectuado el 12-13 de mayo, al hilo de la frustración
producida por el retraso en la investidura de la socialista Susana Díaz por parte del nuevo parlamento autonómico
andaluz. Faltan aún dos llamamientos a las urnas por cumplimentar en Andalucía,
y falta sobre todo saber cuáles serán sus resultados y de qué manera influirán en
el ánimo del electorado. Lo que refleja la encuesta publicada ayer es un estado
de ánimo difuso, a fecha de 12-13 de mayo; no una intención decidida de voto
para el mes de, digamos, septiembre. ¿Qué razón ha llevado a la agencia a llevar
a cabo un sondeo tan aleatorio, y por qué se le ha dado esa publicidad? A mí,
disculpen, más que un sondeo me parece un globo sonda.
Pero la perspectiva
nebulosamente favorable que se apunta no exime al PSOE, al que no se vaticinan
grandes resultados en otras latitudes, de intentar, hasta el límite del plazo
fijado estatutariamente, llegar a acuerdos sustanciales con uno al menos de los
grupos que aquí y ahora tiene enfrente en el parlamento andaluz. Tirar segunda
vez por la calle de en medio es correr un riesgo innecesario de pegarse un tiro
en el pie. O en la cabeza.
El que avisa no es
traidor, como solía concluir sus columnas en otro tiempo el inolvidable Manolo
V el Empecinado.