martes, 20 de octubre de 2015

PRESSING SOBRE LA CUP


El conseller (en funciones) de Empresa y Empleo de Catalunya, Felip Puig, reunido en Sant Fruitós de Bages con representantes del empresariado catalán, ha señalado unas líneas rojas que no se pueden cruzar en la negociación de la coalición JxS con la CUP para la investidura del próximo president de la Generalitat. Tales líneas rojas se refieren al modelo económico que habrá de sustentar al futuro Estado catalán. ¡Ángela María! Ahora empezamos a darnos cuenta de que la cuestión era más compleja que el tan repetido eslogan de Entre tots ho farem tot. De que no todo en el procès van a ser flors i violes i romaní (flores, violetas y romero). De que cuando se habla de un Estat propi, es esencial definir de qué parte de la sociedad catalana va a ser propiedad ese Estado. Porque de todos, de todos, está claro que no va a poder ser.
Será de los de siempre, claro, es la respuesta de Felip Puig, brillante personificación de la trayectoria seguida por la Generalitat en los últimos años, primero como conseller de Interior y después de Empresa y Empleo, sin mencionar su implicación en algunas transacciones dudosas que podría acarrearle dificultades judiciales en el futuro, si es que no es posible alargar los trámites lo bastante para que los asuntos en litigio hayan prescrito en el momento de llegar ante el juez.
«La política hace extraños compañeros de cama», sentenció hace años don Manuel Fraga Iribarne. Es perceptible un aire de desorientación y de perplejidad en algunos de los florones más señalados de la corona tejida a su alrededor por Artur Mas. Se murmura que Muriel Casals planea retirarse de la primera línea de la política. El discurso de Raül Romeva es cada vez más balbuciente y enredado. Tenían un sueño, y al despertar, el dinosaurio todavía sigue allí.
Ahora el dinosaurio se dedica a hacer pressing sobre la CUP. Puede que tenga éxito a fin de cuentas, después de las elecciones generales, a las que la CUP no concurre ni sola ni en compañía, porque estima que ahí no se juega nada. La vocación marginal de la CUP es inagotable, pero ahora el dinosaurio la está mirando de frente, y está enfadado. Quiere unos votos que considera suyos, para investir a un gobierno que será suyo, para empezar a poner en pie un Estat propi que será suyo también. Y para conseguir esos votos, está dispuesto a atacar.
No va a consentir que se crucen las líneas rojas del modelo económico, para empezar. Las líneas rojas son suyas, por descontado.