lunes, 12 de junio de 2017

BARRERAS GENERACIONALES Y NUEVA POLÍTICA


En un artículo de lavanguardia, firmado por Ramon Suñé, sobre el ecuador del mandato municipal de Ada Colau, anoto el siguiente comentario de un/una espontáneo/a que firma “Swell”: «Solo sabe destruir, destruir y destruir. Han nacido del odio y con odio actúan. Solo están aquí para satisfacer las ansias de venganza suyas y de sus seguidores.»
Es imposible argumentar contra una posición tan enrocada, tan unilateral; solo cabe constatar que existen en este mundo personas así, y que no son tan pocas y residuales. En democracia, por lo demás, merecen el mismo respeto que cualquier otra/o ciudadana/o. Uno percibe mucho miedo y mucha indefensión detrás de una declaración de este tenor, aferrada a valores que hace muchos años ya que el viento se llevó.
Quizá quienes predican que ya no existen las clases y todo se reduce a un 99% de ciudadanía contra un 1% de oligarquía, deberían mirar más despacio estas cuestiones. Y quienes todo lo cargan a cuenta de unas barreras generacionales, tomar buena nota de lo que señalaba ayer Joaquín Estefanía en elpais: Corbyn obtuvo el pasado jueves el 40% del voto total, pero el 67% de los votantes muy jóvenes. El voto a Carmena en Madrid, hace dos años, fue un voto predominantemente joven, aunque en su caso la edad de la cabeza de lista queda relativizada por la del conjunto de la candidatura. También Mélenchon peina canas y se ha visto (relativamente) favorecido por votantes de edades muy inferiores. Las simplificaciones tendentes a dar una gran importancia a la identificación del electorado con la imagen juvenil y el estilo de vida deportivo del candidato, dan en la realidad poco juego en comparación con otras consideraciones más fundamentadas (o fundamentales, elijan el término que prefieran).
No es difícil adivinar qué vota “Swell”, a partir de su declaración de principios. Cabe imaginar que está defendiendo con uñas y dientes su pensión, su devoción, y posiblemente alguna propiedad inmobiliaria y alguna inversión en valores financieros seguros (trasposición que se da con frecuencia a partir de la creencia firme en unos valores espirituales eternos). “Swell” considera que el comunismo y sus compañeros de viaje acechan permanentemente en la sombra para arrebatarle sus bienes de este mundo, y vota, con fe inasequible al desaliento, a los rodrigo-ratos y los pujol-ferrusolas que la desplumarán en un plisplás si la ocasión propicia se presenta.
¿Puede hablarse en su caso de una barrera generacional? Ahí están Macron, Macri, Rivera, los nuevos portaestandartes de la política de charme, que arrasan en los caladeros de las/los “Swell” con sonrisas, promesas y eslóganes cuidadosamente diseñados por equipos electorales bien pagados. La imagen de Colau, en cambio, no horroriza a estas capas de la población por ser joven, sino por sus connotaciones de clase.