sábado, 10 de junio de 2017

UN SISTEMA MEJOR


Gracias de corazón a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, que anoche nos explicó, a quienes la veíamos y la escuchábamos en directo, que ella y Ada Colau no son “antisistema”, sino que quieren un sistema mejor. En la plaza dels Àngels se puso en el acto de ayer una semilla para la construcción de un nuevo orden, que se anunció como liderado por las mujeres y por las ciudades. Adelante, y que lo veamos.
En ese sistema mejor no tendrán cabida actitudes como la del portavoz del PP (excuso su nombre, aquí no se hace propaganda gratuita) el cual, enfrentado a una moción de censura contra su partido por corrupción demostrada y encausada, ha respondido acusando a los promotores de la censura, Podemos, de pederastas y narcotraficantes. Cristina Cifuentes, la ambición rubia que preside la Comunidad madrileña, le rio las gracias y aventuró que tal vez algunos no han entendido su fino sentido del humor. Según. Puede que no lo entendamos, cariño, o puede también que lo entendamos demasiado.
Tampoco será de recibo, en el sistema mejor que pretendemos ayudar a construir, el cartel de gran formato que ha aparecido en varios puntos céntricos de la ciudad de Lleida. Presenta fotografías en tonos oscuros de Miquel Iceta (PSC), Lluís Rabell (CSQP), Inés Arrimadas (C’s) y Xavier García Albiol (PPC), con un letrero en rojo que los acusa de traidores y la petición expresa de que se les trate como a tales. Eso es fascismo, dejemos las cosas claras. No está claro en cambio quién es el responsable de la iniciativa. Alguien debería decir en este momento que ese cartel es intolerable desde cualquier punto de vista. El president Puigdemont no lo ha dicho aún – que yo sepa –, pero sí ha afirmado que en Catalunya este es el momento de la ciudadanía, por encima de los partidos políticos. Si consideráramos a la ciudadanía responsable de engendros como ese cartel, iríamos aviados. Un cartel necesita ser diseñado por un creativo, impreso en un taller de offset o de lo que sea, embadurnado de cola y colocado en los lugares previamente seleccionados. La idea de la culpa colectiva del pueblo de Fuenteovejuna en la muerte del comendador está bien para el teatro clásico, pero la intención del cartel se ajusta más bien a otra idea, de pedigrí mucho más oscuro: la de soliviantar los ánimos populares para proceder luego en el espíritu, si no la letra, a aplicar la Ley de Lynch.
Alguien puede creer que por esos procedimientos se construye un Estado. Más cierto es que así se destruye una nación.
No son sistemas adecuados. Pretendemos, con Manuela Carmena, un sistema mejor.