sábado, 3 de junio de 2017

VUELO ALTO


Mercè Conesa es la alcaldesa de Sant Cugat del Vallés, el municipio catalán con mayor renta per cápita, y también la presidenta del Consell Nacional del PDeCAT, partido cuyas inmensas expectativas electorales en el ámbito en el que se implanta se están viendo lastradas, hasta el momento, por el dato molesto de que es la hijuela de CDC, aquel poderoso pal de paller hoy carcomido debido a los repetidos tropiezos judiciales motivados por algunos escándalos difícilmente borrables de las hemerotecas.
Mercè desea que su nuevo partido vuele alto. Magnífico deseo. “Depende de nosotros”, añade. No me siento concernido por el “nosotros”, pero esa actitud claramente a la ofensiva me parece loable. “El PDeCAT ha de volar libre de los procesos que afectan a la antigua CDC”, tuitea. “Adelante, Marta Pascal”. Pascal es la coordinadora general del PDeCAT, y el “Adelante” no se configura como una llamada general a la regeneración, movida por un propósito colectivo de enmienda, sino que alude a la solución concreta diseñada por ambas dirigentes para afrontar la recentísima imputación de Germà Gordó por el asunto del 3%.
Hasta ayer mismo Gordó estaba en todas las quinielas para la futura secretaría general, y no de la “antigua CDC”, felizmente extinta, sino del novísimo avatar de la formación. Ahora se le apunta por elevación (nunca mejor dicho, ya que de volar alto se trata) la conveniencia de dar un paso al costado similar al que protagonizó en su momento Artur Mas, un hombre que sigue ahí, discreto, desde un perfil bajo en sus apariciones públicas, dispuesto para lo que se le necesite.
Gordó  también está por la misma labor, a lo que parece. La solución que medita es la de darse de baja del partido pero mantener su escaño en el Parlament de Catalunya, y desde el Grupo Mixto seguir poniendo su granito de arena para la independència o para cualquier otro fregado y barrido que proponga la nueva dirección en función de los meandros imprevisibles de un procesismo del que cabe decir, como de las obras de la Sagrada Familia, “qui diu que no s’acabarà mai ès que no coneix el nostre poble”.
Irse, pero quedándose; estar, pero sin estar. Tal parece ser la más reciente metamorfosis de Artur Mas “el Astuto” y de Germà Gordó, su leal escudero.