viernes, 11 de febrero de 2022

EL SEGUNDO NACIMIENTO DE LA AFRODITA MODERNA

 



Lectura colectiva.


Hoy es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Una fecha importante, aunque falta todavía mucha conciencia singularizada de esa importancia. De la de las niñas en particular, porque la educación sigue teniendo en gran medida ese sesgo machista que lleva a animar a los varoncitos a jugar con un balón a la espera de hacerlo más adelante con protones y neutrones, y a las mujercitas a jugar con muñecas para luego ocuparlas en coser y cantar.

Peor estábamos antes. La Poderosa Afrodita moderna ha tenido que nacer dos veces. La primera, en los inicios del siglo XX con el sufragismo, un grito de rebeldía que quedó sofocado por el atronador estallido de dos guerras mundiales y el surgimiento por medio del repugnante fantasma del fascismo, una sublimación perversa del machismo imperante.

Por señalar una fecha significativa para el segundo nacimiento de la Poderosa Afrodita moderna, yo sugiero la del 26 de agosto de 1970.

Antes estuvieron las jornadas de Mayo del 68, una sacudida para toda una concepción del mundo (machista, elitista, capitalista, egoísta) que había guiado una idea no sostenible del progreso social. Ese día de 1970 las mujeres estadounidenses fueron a la huelga en celebración del cincuentenario de su derecho al voto. En París, un grupo de mujeres lo celebró a su manera con la creación del Mouvement de Libération de la Femme (el nombre lo acuñó la prensa; ellas lo asumieron después), y una manifestación de calle. Colocaron una corona en el Arco de Triunfo, donde arde la llama del monumento al soldado desconocido. La leyenda colocada en la corona decía: «Hay alguien más desconocido aún que el soldado: su mujer.» La filósofa, novelista y activista Monique Wittig enarboló en aquella cita una pancarta en la que había escrito: UN HOMME SUR DEUX EST UNE FEMME, “un hombre de cada dos es una mujer”.

Después vendrían otras efemérides, otras jornadas. La ONU declaró a 1975 “Año de la Mujer”. Poco antes, en 1974, se había creado el movimiento “Femmes pour l’Europe”, liderado por Ursula Hirschmann, compañera de Altiero Spinelli y promotores ambos de la idea de una Europa federal inclusiva, abierta a un futuro situado por encima de los nacionalismos que habían generado el esperpento del nazifascismo. Un ingrediente indispensable de esa Unión Europea naciente era un feminismo creador e integrador, consciente del valor decisivo de unas instituciones y unas leyes equilibradas en la vida de unos pueblos compuestos por varones y mujeres que habían de estar colocados, en todo, en un plano de igualdad.

En España, el año 1975 fue el de la muerte de Franco, y la arribada de los nuevos vientos europeos, incluido el nuevo feminismo, hubo de esperar, aunque solo un poco. Del 27 al 30 de mayo de 1976 tuvieron lugar las Jornades Catalanes de la Dona en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona. En el PSUC promovimos una gran participación, aún camuflada en gran medida. Carmen Martorell no se perdió una sola sesión, y la compañera Dolors Calvet nos enseñó muchas cosas sobre las que muchos manteníamos una ignorancia culpable. Dolors fue la autora de una ponencia alternativa que se presentó al Congreso del PCE desde Cataluña, y fue aprobada en bloque.

Con la consigna de hoy el desafío se amplía, porque no solo es preciso feminizar la política, o el sindicalismo, sino feminizar la ciencia, un terreno en el que todas las mujeres siguen siendo pioneras, siguen siendo intrusas a pesar del brillo de personalidades cimeras como Marie Sklodowska, llamada Curie porque ese era el apellido de su bastante menos brillante marido.

Es cuestión de empujar todas/os en la misma dirección, sin reservas ni coartadas personales. Este es el día justo para concienciarnos. La humanidad no puede marginar a uno de cada dos hombres.