John Kennedy Toole habría descrito de forma magistral esta
crisis.
─
El mon s’està tornant boig!
─
No es preocupi, senyora; això, ja sol passar.
O.
MONTLLOR, ’El Diluvi’
Unos cuantos miles de personas se han
manifestado a favor de Ayuso y en contra de Casado, cortando el tráfico en
torno a la ex sede del Partido Popular en la calle Génova, ex sede que sigue
okupada por la banda que la reformó faraónicamente en negro, estafando no solo a
Hacienda sino a todos los madrileños y españoles, sin distinción de sexo, ideología,
lengua, medios de fortuna o posición social.
Esta manifestación es un epifenómeno, y como
tal habrá sido vista en perspectiva por un Gobierno de progreso al que no afecta
en ningún caso tan grande polvareda. Un Gobierno que ha conseguido completar el
duro trance de la siembra trabajosa de una reforma laboral digna de ese nombre,
y que ahora “espera junto al surco como el arado espera”, según diría el poeta Miguel
Hernández.
Mientras tanto, los rumores interesados y no
fiables lo invaden todo. Se dice que el Fracasado ha mordido el polvo y la Lideresa
Gentil ascenderá a los cielos de la Moncloa de la mano de MAR, el paladín sin
tacha, el hombre que, como el Campeador, obtuvo la victoria cada vez que entró
en batalla.
Menos lobos, Caperucita.
No es
preocupi, senyora.
MAR (Miguel Ángel Rodríguez para los amigos) es
un artesano con cierta habilidad para la pirotecnia de salón y las sombras
chinescas. Y en todo este desarrollo del “relato” de una bronca apenas trascendente,
hay mucho de sombra chinesca en la pared de la caverna de Platón.
El “otro” Miguel Ángel fue capaz de crear una “Pietà” de un bloque de mármol; este de
ahora anda afanado en sacar algo de provecho de un bloque de marmolillo.
Lo tiene difícil. En la barra de la cantina del cuartel de
campaña de Vox, las escuadras, puestas en pie en filas rectas y marciales,
observan boquiabiertas en la pantalla amiga (suya) lo que está sucediendo. Las
proyecciones ficticias de una encuesta apresurada les dan un “sorpasso” regalado. Es dudoso, sin
embargo, que Abascal tenga recursos para agrandar la brecha y llevarse la
primogenitura de la oposición en la faltriquera. Tiene todo el contexto en contra,
incluido el empresariado, y el lugar de su proyecto de país lo ocupa un enorme
agujero. Derogar las leyes de violencia de género y de memoria histórica satisface
sin duda sus instintos más bajos, pero mal puede calificarse de proyecto de
país.
Otra derecha, seguramente de praxis más templada,
surgirá de la pira en la que arden Casado y Ayuso, Mañueco y Abascal, en un
revoltillo indigesto. La oposición al Gobierno de progreso, simplemente, se ha hecho
más montaraz, y eso no resuelve ninguno de sus problemas constatados. Hoy,
después de la manifestación en Génova y de sus consignas, aparece más alejada
de la política y más próxima a una conjura de los necios.
Profeta anónimo soplando la vela para predecir
el futuro.