lunes, 7 de marzo de 2022

EL TIEMPO QUE VA PASANDO

 


7.3.1970, momento histórico. Carmen echa una firma con sonrisa despreocupada, desoyendo la prudente propuesta de Georges Brassens: «Ne gravons pas nos noms au bas d’un parchemin».

 

El tiempo que va pasando

Como la vida no vuelve más…

(Jorge Cafrune, ‘Zamba de mi esperanza’)

 

Los aniversarios nos traen la dimensión pavorosa del tiempo que se va. Hoy hace cincuenta y dos años ─exactos, puntuales─ de la boda de Carmen conmigo. Era opinión común en las dos familias que “aquello” no duraría, éramos demasiado diferentes.

Seguimos siéndolo, lo asumo. Formamos una coalición un poco disparatada, pero afortunadamente complementaria. Pelearnos de vez en cuando y mandarnos mutuamente a la mierda tiene, a fin de cuentas, un efecto colateral terapéutico. El “yo” no es tan importante, visto desde el “nosotros”. Y los dos hemos tenido el pundonor y la autoestima necesarios para llevar adelante a toda costa un proyecto a largo plazo y con perspectiva alta: familia, amigos, ideales, trasfondo social.

Así estamos hoy mismo, y avisamos de que esto no se ha acabado, va a seguir lo más que se pueda. Nuestra gratitud inmensa a la familia (muy extensa), a los amigos (muy numerosos), e incluso a quienes opinaban que no íbamos a durar, y que seguramente ya van dando la batalla por perdida.


 

1.11.2020, delante del Erecteion: «Qu’en éternelle fiancée, à la dame de mes pensées, toujours je pense.»