John y Yoko, "Give Peace A Chance".
Un convoy militar ruso de 60 km de largo (otras
fuentes lo reducen a 56) ha tomado posiciones al norte de Kíev, mientras las
partes en conflicto no dan aún por rotas las conversaciones para llegar a un
entendimiento que permita un alto el fuego.
Es la noticia escueta. El movimiento sugiere
que, en la doble carrera hacia la victoria militar o hacia el compromiso de
paz, Putin utiliza la segunda vía para ganar un tiempo que necesita en la primera.
En su mentalidad, la paz solo podría llegar con la imposición de sus
condiciones. El hueso, sin embargo, está resultando más duro de roer de lo
previsto.
El tema me recuerda lo que nos
cuenta Heródoto de cuando Jerjes se lanzó a la conquista de la Hélade. En una
formidable operación logística, hizo construir un puente de barcas sobre el
Helesponto, a la altura de Ábidos, para hacer cruzar a su ejército. Cuando
estaba casi concluido, una tempestad lo desbarató.
El rey de reyes se enfadó mucho. Ordenó a sus
generales que mandaran dar trescientos latigazos ─pero fuertes, de los que duelen,
nada de contemplaciones─ al mar. Asimismo hizo marcar a fuego dos cepos, que
fueron arrojados al agua para, de ese modo, dejar el lugar tachado para siempre
de infamia.
Completado el castigo, el rey de reyes hizo
construir un segundo puente de barcas, y en esta ocasión el Helesponto se
comportó con docilidad y el cruce de la tropa se efectuó con toda felicidad.
Jerjes se sintió satisfecho del escarmiento, y sus adivinos vaticinaron por
señales claras que la expedición persa concluiría con una gran victoria.
No fue así, sin embargo. Tal vez al Helesponto
le sentaron mal los latigazos y decidió por su cuenta vengarse del autócrata.
Amarilis desde mi escritorio.