viernes, 12 de diciembre de 2014

EL PRESIDENTE NO TIENE QUIEN LE CREA


«La crisis ya es historia», ha dicho Mariano Rajoy muy ufano, en la clausura de un encuentro empresarial. La estupenda declaración ha sido acogida por el auditorio no ya con indiferencia, sino con un asomo de rechifla. «Otra vez en las mismas», ha exclamado un asistente abrumado, y enseguida ha pedido a los periodistas que cubrían el acto un respeto para su anonimato. Aquí todos se acuerdan de cuando el boss regresó de Brisbane con muy parecidas albricias: «En el G-20 están encantados todos con nuestras reformas.» Pocos días más tarde llegaba el enésimo capón de Bruselas sobre nuestras reformas.
Llueve sobre mojado. A algunos, la simple mención de los brotes verdes y la luz al final del túnel les provoca una taquicardia. Cada dos meses estamos saliendo de la crisis de boquilla, y luego tienen que personarse ante los micrófonos de los medios De Guindos o Sáenz de Santamaría para recoger velas. Esta vez las cosas han ido un poco más lejos de lo habitual, y Jesús Posada, interrogado al respecto, ha admitido que tal vez la apreciación del presidente es un poco exagerada.
Tal vez, en efecto. La Bolsa se ha dejado un 7% esta semana, la deuda pública ha dado un nuevo salto adelante hasta el 96,8% del PIB, el IPC desciende hasta un 0,4% en cómputo anual, y Bruselas alerta sobre la fragilidad de nuestra banca sobradamente rescatada. Cabe concluir que ese hombre no se entera, o bien que está recitando un mantra por recomendación de su siquiatra, y tanto daría que recitase el «Jesusito de mi vida».
Mariano se ha sentido defraudado al darse cuenta de que la estupenda noticia que traía para todos los españoles era recibida con la misma frialdad que un chorro de güisqui al verterse en un vaso ancho cargado de hielo. «Soraya, di algo, apóyame», telefoneó a su favorita por el teléfono rojo. La vicepresidenta acudió con un suspiro de hartazgo a la rueda de prensa correspondiente, y puntualizó la información de su jefe de filas por medio de dos declaraciones que podríamos calificar de templadas, como mínimo. La primera de ellas: «La economía ha cambiado de ciclo.» Sin precisar en qué sentido. Dejando en el aire la sugerencia de una posible continuación machadiana: «Nadie sabe cómo ha sido.»
La segunda declaración de Santamaría, sin embargo, ha sido menos etérea y mucho más consistente, aunque también cargada de ambigüedad: «Hace tres años, muchos no pensaban que estaríamos donde estamos.» En efecto, la afirmación no tiene vuelta de hoja. Hace tres años el Partido Popular consiguió la confianza de una mayoría absoluta de los votantes en las elecciones generales.