El periodista Enric Juliana comenta en La Vanguardia que recientemente Carme
Forcadell, la dirigente de Assemblea Nacional Catalana, primero, y días
después también la presidenta del Parlament catalán Núria
de Gispert, han pronunciado la frase «Venimos de lejos y vamos más lejos
aún», en un sentido bastante distinto del utilizado por la persona que acuñó la
frase, a saber Palmiro Togliatti, en la llamada svolta de Salerno, en 1944, cuando
decidió que las fuerzas comunistas, obreras y guerrilleras predominantes en el
norte del país colaboraran en la consolidación del régimen posfascista,
pacifista, terrateniente y promonárquico que se formaba en el sur bajo la dirección
del mariscal Badoglio. Se trataba ante todo de evitar a Italia, cuando aún seguía su curso la guerra mundial, la posibilidad trágica
de entrar a continuación en una nueva guerra civil similar a la vivida en España pocos años antes, en
primera línea, por el propio ‘Ercoli’, nombre de guerra de Togliatti.
Cada cual es libre
de utilizar una frase por lo que vale. Las metáforas, como argumentaba el
cartero de Pablo Neruda, no pertenecen a su
autor sino a quien las necesita. Y la aventura del soberanismo necesita de
mucha poesía para endulzar los sinsabores de un trayecto muy áspero y muy
aleatorio. Los defensores del proceso piden «más fe» a los creyentes, y
aseguran que hay luz al final del túnel, pero nadie ha visto aún esa luz, solo la
oscuridad del túnel. En todo caso, la luz eventual estaría muy lejos. «Más
lejos aún», més lluny encara, de una
sociedad muy maltratada a la que vemos progresivamente escindida en dos partes
enfrentadas entre ellas, y más allá también de un Estat propi en el que nadie desmiente que los servicios sociales esenciales
se seguirán privatizando según la práctica habitual de los políticos
convergentes (el conseller de Sanidad
Boi Ruiz acaba de declarar que “no imagina” una
sanidad basada en presupuestos distintos de los actuales).
Hay, en la manera
desenfadada de dirigir el largo trayecto de la Catalunya eterna hacia una
improbable Ítaca, un abuso grave de la actitud que Antonio
Gramsci llamó «cadornismo». Para quien no conozca el significado de la
expresión ni quién fue el personaje al que va referida, remito a una entrada
anterior de este mismo blog: http://vamosapollas.blogspot.com.es/2014/11/cadornismo.HTML