Hay cosas que
maldito si se entienden. Que un fulano capaz de considerar “humor”, negro o de
cualquier color, burletas a costa de víctimas reales de salvajadas históricas,
se postule como concejal de cultura en cualquier lugar, es comprensible: la
ambición es libre. Que su formación política designe precisamente a ese
zascandil, entre mil otras personas posibles, concejal de cultura, se comprende
también, con esfuerzo, a partir de presuponer que se han juntado en este caso
concreto, por parte de la secretaría de organización, el desconocimiento de los
hechos y la precipitación. Pero que, una vez dimitido el fallido edil de
Movidas y Cubatas de su sillón, a cuenta de la indignación producida por el
conocimiento de sus gracias no tan lejanas en el tiempo, la alta dirección del
partido alabe su “responsabilidad” y lo mantenga en el equipo de gobierno, maldito
si se entiende.
No valen las
comparaciones con otros casos achacables a diferentes fuerzas del espectro
político. Son casos conocidos y más graves, denunciados en todos los tonos,
abochornantes. En efecto. Pero esos casos corresponden a otros, a aquellos a
los que precisamente combatimos. Siempre resulta más fácil tirar la primera
piedra que reconocer en público que uno mismo no está libre de pecado. Pero
fíjense, por ahí empieza la regeneración deseada de la política; ese es el
primer paso inexcusable para limpiar la pocilga. Otra actitud significa de modo
inevitable una recaída en lo mismo que se critica, la vuelta tediosa al “y tú
más”.
Ya los poncios se
han hecho cruces del programa de la nueva alcaldesa de Madrid, y lo han calificado
de “disparate”. Los medios próximos al poder persisten en describir a Manuela
Carmena como un lobo feroz disfrazado de abuelita. Este es un asunto serio,
estamos en la “centralidad” soñada y no delante de una pantalla de play-station.
¿Exageramos si pedimos a los compañeros de trinchera una dosis mayor de
sensatez, antes de que se nos vayan en humo los objetivos penosamente alcanzados
hasta ahora, y los mucho mayores que restan aún por conseguir?