El FMI celebra en
su informe anual sobre España la recuperación de la economía, y ha vaticinado
un crecimiento importante (3,1%) para este año, y también para el siguiente
(2,5%). Eso sí, recomienda algunas medidas complementarias de menor calibre para
consolidar la recuperación. Mamandurrias: aumento de los impuestos, recorte del
gasto social, abaratamiento de los despidos, copago en la sanidad y la
educación.
Chuli. Si hacemos
caso al FMI, los ricos van a vivir como nunca en este país. Los demás, ya se
sabe. Para hacer una tortilla siempre es necesario cascar antes los huevos.
Uno se pregunta qué
estadísticas manejan los analistas del FMI, y con qué conciencia trabajan,
cuando señalan por ejemplo que «los bancos están en mejor estado y eso puede
ayudar a una recuperación del crédito.» La clave de la frase está en ese “puede
ayudar”, que no compromete a nada. Los analistas tienen que saber por fuerza
que la situación de la banca ha mejorado en los dos últimos años, pero el
crédito se ha seguido restringiendo.
O bien, esa
alabanza de la «mayor flexibilidad salarial, que ha permitido rebajas de
sueldos desde la reforma laboral.» En efecto ha habido rebajas de sueldos y han
sido generalizadas, tanto en empresas con pérdidas como en empresas con
beneficios, en sectores marginales y en sectores punta de alto valor añadido.
¿Saben los analistas del FMI lo que está ocurriendo con Movistar? Hablan de “flexibilidad”,
pero los salarios han sido empujados en todas partes hacia abajo y las
condiciones de trabajo se han endurecido de forma sustancial. No ha habido
subidas compensatorias, no ha habido mejoras en ningún sector. Ahora los sindicatos han
firmado un acuerdo con la patronal para favorecer incrementos del 1% este año y
1,5% el siguiente. Juan Rosell se refiere a ese pacto como si fuera un dolor de
muelas, pero retrocedamos más arriba en este mismo post: las previsiones dicen
que la economía subirá el 3,1% y el 2,5% en los dos años concertados. ¿Dónde
está entonces la “concesión” de los empresarios, de quién es el sacrificio real?
«España ha continuado reduciendo su déficit fiscal según
se iba recuperando su economía, pero el nivel de deuda pública es muy alto y
sigue aumentando», recuerda el Fondo. Es cierto. La reducción del déficit
fiscal del Estado ha ido paralela a su endeudamiento, que ahora roza valores
del 100% del PIB. No ha habido una mayor austeridad en el gasto del Estado (sí,
en cambio, en el de las familias), sino un trasvase de cuentas tanto en dirección
a la deuda pública como en lo que se refiere a autonomías y municipios, a los
que se ha constreñido a gastar menos en las competencias que habían sido objeto
de traspaso.
La solución que encuentra el FMI a
ese alto endeudamiento es generar nuevos recursos por medio del aumento de los
impuestos especiales y medioambientales, y de la extensión del copago en
materias tales como la sanidad y la educación. De acuerdo con este guión la
ciudadanía pagará tres veces por la recuperación económica: primero, recibirá
menos salario por más trabajo; segundo, habrá de pagar más por los servicios
sociales básicos que se le dispensen; y tercero, verá aumentada la carga
tributaria que pesa sobre sus rentas. Ni una palabra de los analistas del FMI
en relación con la tributación de las grandes fortunas, con los bajos tipos del
impuesto de sociedades, con la evasión de capitales a paraísos fiscales o con la
extensión que han alcanzado los mecanismos de fraude al fisco, asesorados en
algunos casos desde dentro de las mismas instancias recaudatorias.
Esto va a ser Jauja.
Por fortuna, los expertos del FMI han tenido la gentileza de dejarnos una puerta
abierta, una vía de escape, en sus pronósticos. En su informe deslizan la
advertencia de que «una reversión de las reformas pasadas podría frenar la
recuperación». Es un alivio saber que existe un modo de frenar la catarata de
bendiciones que se nos desploma encima. Cuando desde la cúpula del gobierno del
PP se nos conmine a seguir por la senda de los brotes verdes, tenemos claro lo
que hay que contestar: Va a ser que no, señor Rajoy.