sábado, 13 de febrero de 2016

LA "COBRA"


Se multiplican las señales de que el alto estado mayor del Partido Popular ha percibido de pronto que la estrategia que había diseñado para ocupar de nuevo la jefatura de un gobierno “basado en la sensatez y el sentido común”, era equivocada. Un Rajoy cargado de pronto de impaciencia (extraña imagen en un hombre de por sí cachazudo) emplaza a Sánchez a dejar de marear la perdiz, después de haber hecho exactamente eso con su turno de investidura. Santamaría reclama urgencia para formar gobierno en vista de que la situación económica es delicada, a pesar de que ya lo era dos meses atrás. Se monta un proceso contra titiriteros proetarras y se exhuma la causa contra el concejal madrileño Zapata por lo mismo, a fin de disimular las numerosas causas en las que figuras relevantes del partido, y el propio partido en tanto que organización, han sido imputados.
Existía al parecer la impresión de que Pedro Sánchez se enredaría solo en la madeja, o bien que almas caritativas de Ferraz y de San Telmo pondrían los convenientes palos en las ruedas a su carrera en solitario; pero las dos predicciones están fallando. Pedro sigue vivo, el pacto contra natura para un gobierno polimorfo y perverso de la Antiespaña no está descartado, y los sondeos anuncian un declive de las expectativas de voto del PP en beneficio de los partidos emergentes. En consecuencia, Génova llama a zafarrancho.
Ya contamos con la foto de ese zafarrancho, y con diez mil memes en su torno: Pedro aparece con la mano tendida, y Mariano en actitud de hacerle una “cobra”: el torso echado hacia atrás, las manos jugando con el botón de la americana, la boca apretada en lugar de la sonrisa habitual, y los ojillos – esos ojillos siempre inquietos de Mariano que tantas cosas nos dicen sobre las ideas, por lo demás banales, que pasan en ese instante por su cabeza –, chispeantes de travesura.
La explicación oficial dada desde Génova es que Mariano no vio la mano tendida. Es una explicación poco creíble, a nuestro presidente en funciones se le pasan por alto miles de cosas todos los días, pero nunca el protocolo a seguir en un acto oficial delante de las cámaras. Él es así, no le gusta mucho hacer cosas, pero sí en cambio “estar” en los sitios, hacer sentir su presencia.
Su intención deliberada fue ningunear a su interlocutor y jugar una vez más, posiblemente la última, a representar al macho alfa del rebaño. Fue un desdén deliberado, una declaración de guerra. El partido popular moviliza a sus brigadas Aranzadi y a sus Brunetes mediáticas, presenta batalla en todos los frentes. Acorralado en una situación crítica, está dispuesto a acabar de destrozar la credibilidad ya escasa de las instituciones, a enredar más aún la economía desfalleciente, a acollonar a quien haga falta, a meter el miedo en el cuerpo a la plácida mayoría silenciosa de un país en el que las mayorías han muerto de inanición. A morir matando.