Vuelve a estar de
moda el motín de Esquilache. Rectifico: el escrache de Esquilache, que queda
más moderno y más guay. Cerca de mil personas se han juntado delante del
Ayuntamiento de Sevilla enarbolando crucifijos y clamando en contra de una perversa
moción de la izquierda radical en la que se pedía un callejero laico y que los
concejales no asistan a los actos públicos de culto en representación de nadie salvo en la
suya propia.
Como la moción no
se entendía del todo bien, la Asociación de Abogados Cristianos ha aportado la
traducción precisa y ajustada: de lo que se trataba era de borrar del callejero
sevillano el nombre de sor Ángela de la Cruz, y de prohibir los festejos de la
Semana Santa. El beaterío se ha arremolinado, y ha habido crucifijos alzados al
cielo y sonoros vivas a la libertad religiosa. Hecha una encuesta (virtual) de
urgencia, quienes gritaban no tenían ni noción, y tampoco les importaba, de lo
que significan la libertad ni la religión.
A los santurrones
de la derechona les va rebrotando la chulería intrínseca. Reclaman en todas
partes y a grandes voces el respeto que ellos no tienen por los demás. Las
hordas apostólicas exigen la condena de Rita Maestre, que denunció
descubriéndose el pecho el contrasentido de colocar una capilla en el recinto
de una universidad pública de un país aconfesional. Exigen la retirada del
premio Ciudad de Barcelona a Dolors Miquel, la poeta blasfema que interpretó por su cuenta el
padrenuestro. Son todas ellas muestras de una libertad religiosa entendida a la
española. Es decir, de la pervivencia a través de los siglos de la Inquisición,
una institución tan acorde con nuestra idiosincrasia y nuestras tradiciones que
nunca ha dejado de estar presente entre nosotros, ni siquiera después de haber
sido abolida.
Sin que nunca la
madre iglesia haya sentido la necesidad de pedir perdón por sus propios excesos.
Que se disculpen los otros.
Por fortuna para la
paz ciudadana, la moción promovida por IU-CA y Participa ha sido derrotada en el pleno
municipal, gracias a los votos en contra del Partido Popular, PSOE y
Ciudadanos. Los tres juntos. Las inminentes procesiones de las cofradías
sevillanas serán más consistoriales y más fervorosas que nunca. El cambio se
empieza a notar.