De los diecisiete
puntos en los que la ONU ha cifrado los objetivos del desarrollo sostenible que
deberíamos alcanzar en el mundo en el año 2030, España no alcanza el aprobado
en ninguno.
Hay matices, sin
embargo: vamos muy mal en seis asignaturas, mal en otras seis, y menos mal en
cinco. Nos situamos en el puesto 25 sobre 157 países, lo que puede contribuir a
darnos la impresión de que vamos colocados en el pelotón de cabeza,
notablemente por delante de Sudán del Sur, Burkina Faso, Mozambique o Gambia. El
presidente de la Red Española para el Desarrollo Sostenible, el ex ministro de
Exteriores Miguel Ángel Moratinos, ha expresado un optimismo peligrosamente
relativo ante las cifras, con la afirmación de que siente una “mediana
satisfacción” derivada de la conciencia de que “queda medio camino por recorrer”.
Permitan que exprese
mi perplejidad. ¿A qué camino se refiere Moratinos? ¿Cuál es la mitad de dicho
camino ya recorrida? ¿Qué medios se están poniendo para recorrer la parte que
falta en los próximos trece años?
Estos son los seis
apartados en los que España suspende sin paliativos: 1) Economía y empleo; 2) Industria
e innovación; 3) Consumo; 4) Cambio climático; 5) Cuidado de la tierra, y 6) Cuidado
de los mares. Tal vez se han dado cuenta ustedes de los enormes esfuerzos y
dineros que está comprometiendo el gobierno sobre los seis puntos citados, y de
los debates a tumba abierta en las instituciones sobre cómo mejorar en lo
concreto nuestras prestaciones. Yo, no. Yo sigo en Creta (hasta mañana) y mi
impresión desde la lejanía es que el estado de la opinión y la opinión del
estado se preocupan más por la eliminación de Rafa Nadal en Wimbledon y por
cómo va a resentirse su posición en el ranking de la ATP debido a esa calamidad.
Vamos a los seis
puntos en los que vamos mal a secas, o sea sin alardes como en los seis
anteriores. Son: la pobreza, el hambre, la educación, las desigualdades
económicas, la paz y la justicia, y finalmente las alianzas. Súmenlos a los
anteriores. Añadan los cinco puntos en los que no vamos de ningún modo bien
pero hombre, tampoco estamos tan mal (salud, igualdad de género, agua y
saneamiento, energía y ciudades sostenibles), y reflexionen sobre los
movimientos actuales para (acabar de) privatizar la salud, privatizar el agua,
encarecer la energía. ¿Mejoraremos la puntuación en esos ítems el año que viene,
o tal vez vamos a dejarnos ir todavía un poco a peor, aprovechando que tenemos
margen para empeorar?
Para finalizar, pregúntense qué es entonces lo que va
bien en este país. La respuesta es: Nada. Cero patatero de diecisiete.
Vuelvo a preguntar al señor Moratinos: ¿qué camino en
concreto es el que estamos recorriendo, y cuál es la mitad del trayecto que aún nos falta?