martes, 3 de octubre de 2017

LAS FIGURAS DEL TAROT CATALÁN


«Sólo el martirio convincente de algunos patriotas puede desencallar la nave anhelante de marchar rumbo a Ítaca.» Esto lo escribí yo mismo, algunas jornadas antes del 1 de octubre (1). La profecía no es una de mis habilidades, pero las figuras del tarot estaban muy claras: unas gotas de esencia de martirio en el cóctel catalán favorecían tanto a los tres pilotos de la nave encallada, el Loco (Puigdemont), el Mago (Junqueras) y la Sacerdotisa (Gabriel), para enderezar el rumbo deseado hacia Ítaca; como, en sentido contrario, al Sumo Sacerdote (Rajoy) y a la Justicia (Maza), acusados de blandura desde su costado ultraderecho.
Las crismas rotas, los dedos retorcidos, los hematomas, las contusiones, los destrozos en el mobiliario urbano y los gritos insultantes a Gerard Piqué son, para unos, el pasaporte a la independencia unilateral, sea ello lo que fuere en el concierto de las naciones civilizadas que nos contemplan con estupor; y para otros, la prueba del algodón de la unidad sacrosanta de la patria unánime en torno al partido popular, ejemplo vivo para un mundo más incrédulo que descreído. Unos y otros se preparan para seguir sus respectivas hojas de ruta, reforzados (o así lo creen) por los resultados del 1-O.
Se están alzando muchas voces en favor del diálogo. A mí también me parece importante, con una salvedad: en primer lugar tendrían que comparecer en el escenario político los dialogantes.
Con lo que hay en este momento en el escaparate, no nos alcanza ni para los prolegómenos.