Bicentenario de Karl Marx. El otro lado de la mesa. De izquierda a derecha: Carmen, Mercedes, Rosa, Juan, Miguel.
Regreso a mi
observatorio habitual después de una corta ausencia para asistir a unas densas
Jornadas de Perspectiva, en Zaragoza. “Perspectiva” es, en este caso, más de lo
que el término suele significar. Es el título de la revista de reflexión y
proposición teórica que edita la Federación de Servicios a la Ciudadanía de
CCOO, y que dirige Xavier Navarro.
Una revista de
reflexión a medio y largo plazo emanada de un órgano sindical era una rareza
hace algunos años, pero ya no ahora. "Perspectiva" ha llegado a los diez números. Y es que, cuando el sindicato conquista “su”
parcela de autonomía, necesita con urgencia construir alguna plataforma de elaboración,
porque esta ya no le viene dada de ningún otro lugar a través de una correa de
transmisión.
En Zaragoza, “Perspectiva”
nos reunió a muchos amigos y amigas. Unos/as recitaron desde la mesa las arias
de bravura que les habían sido asignadas, y otros/as nos aplicamos a amplificar
el coro desde la platea.
No me atrevo a
decir que se haya tratado de un acto “importante”. Todo depende de lo que
entendamos por tal. La importancia de lo que hacemos no depende en último
término de nosotros mismos, sino del eco social y de la utilidad práctica que
tengan nuestros actos y nuestras palabras. Otra cosa sería confundir la trascendencia
con el trascendentalismo, y (tal vez) el culo con las témporas.
Por eso, me limito
a decir que el artefacto ideado por la gente de Perspectiva y de la FSC-CCOO ha
ido dirigido a retroalimentar un proceso colectivo de resituación de las cosas
y delimitación de nuevos puntos cardinales en la geografía social, con la idea
de corregir la posición de nuestras alidadas y enfocar con mayor precisión los
rumbos del trayecto (¡palabra importante y muy repetida en estos días!) que
vamos embocando con mucho tiento.
Se trataba de
reunirnos, a una porción significativa cuando menos de la gente “en movimiento”,
de una forma física, de modo tal que nos viéramos las caras, charláramos, y nos
sintiéramos mutuamente en actitud de apoyarnos en espaldas ajenas y sentirnos
respaldados a nuestra vez.
Los tres ejes
propuestos para las Jornadas han sido el Trabajo, la Tecnología y la Riqueza.
Vistos los tres, naturalmente, en Perspectiva. Dejo para más adelante la
asimilación y sedimentación de todo lo aprendido, y el poner orden en el puñado
de notas dispersas garabateadas acerca de los distintos temas tratados. De
momento, me limito a hacer sonar el tam-tam y dar la alerta a la “tribu”. Ha
ocurrido algo.
Lo ocurrido está
situado por debajo del nivel de percepción de la inmensa mayoría de los medios
de comunicación de masas, pero de todos modos reclama de alguna manera la
atención de las masas. Es algo que no tiene nada que ver con la posición que en
el próximo Festival de Eurovisión ocupará nuestro país en el concierto de las
naciones, pero de todas formas interpela a esa posición precisa, al lugar ─no
geográfico ni melódico, por dios─ que ocupamos ahora y al que nos preparamos para
ocupar en el mundo.