domingo, 10 de marzo de 2019

EL CUENTO DE LA BUENA PIPA



Isco Alarcón

Mientras yo estaba en Londres, paseando mis ocios y “dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado” al estilo de San Juan de la Cruz, aquí siguieron pasando diariamente cosas gravísimas. Me refiero al juicio del procés, claro, ese sinvivir continuo. Enric Millo, por ejemplo, protagonizó unas declaraciones inverosímiles pero trascendentales en opinión tanto de la defensa como de la fiscalía, sin contar los medios de comunicación de uno y otro signo. John Carlin las ha calificado de fairy tale, denominación ambivalente que puede traducirse, bien como “cuento de hadas”, o bien como “historieta del fairy”.

Mientras tanto, y justamente en el curso de la misma semana estratégica, el Real Madrid se daba de baja de todo, al perder sucesivamente sus opciones en la Copa y en la Liga (contra el Barça), y en “su” Champions (contra el Ajax), en ambos casos en el estadio Bernabeu.

De inmediato pasamos del estruendo inacabable del procés catalán al ídem de ídem del carismático club madrileño. Nunca un equipo tan reincidentemente caído en el terreno de juego había dado pie a tanto juego en el otro terreno, el mediático. Anoten los siguientes titulares de elpais de hoy, a varias fechas ya de producirse la sonada catástrofe: 1, “El Real Madrid y el estruendo del gigante caído”. 2, “Crisis de gobernanza en el Real Madrid”. 3, “Solari dispara contra su plantilla”. 4, “El Madrid expedienta a Isco”. 5, “A Valladolid con Solari y Sergio Ramos”. 6, “Courtois, goleado en el campo y perseguido por los paparazis”.

Si sumamos a los de hoy los comentarios de los días pasados, hechos más bien a bote pronto, y los que de seguro vendrán más adelante, con análisis técnicos y soluciones financieras viables e incluso brillantes para remozar la plantilla y asegurar nuevos triunfos a capazos, nos habremos plantado sin darnos cuenta en el mes de agosto, y entonces el Real Madrid volverá de pronto a tener intactas todas sus posibilidades de triplete letal.

Lo que haya pasado mientras tanto en los grandes torneos patrios y continentales será historia olvidable; un pie de página insustancial para un capítulo definitivamente pasado.

No hace tanto, Isco, Asensio, Carvajal y Lucas Vázquez nos iban a llevar derechos, de la mano del seleccionador Julen Lopetegui, a la consecución infalible de un nuevo Mundial. Se urgió entonces desde algunos medios (son siempre los mismos, así en el fútbol como en la política, y siempre chillan más que nadie y mandan callar de malos modos a los contraopinantes), a apartar a Andrés Iniesta de la titularidad para dar paso a Isco, la nueva estrella rutilante que capitanearía la gran empresa. El resultado es conocido, pero no merece ningún comentario, ningún vistazo retrospectivo de quienes pontificaron con pompa y con circunstancia. Todo se reduce ahora a un «No pudo ser…», y sanseacabó.

Con el procés va pasando más o menos lo mismo, si bien cambian en este caso las cabeceras de los medios y los voceros del asunto empeñados en tener razón sí o sí con sus quimeras.

No sé si el asunto genera beneficios sustanciosos a quienes promueven este estruendo inacabable y cacofónico. Lo que sí sé (lo dice Lola García en lavanguardia de hoy) es que el programa del independentismo viene a concretarse en la aspiración a bloquear permanentemente la política española si el 28 de abril consigue la llave de la gobernabilidad.

Viene a ser la misma hazaña llevada a cabo históricamente por el perro del hortelano, que ni comía ni dejaba comer. Pero en el arranque de las próximas Grandes Ligas tendremos ocasión de ver de nuevo al equipo soberanista convenientemente remozado y con la misma aspiración de los madridistas a acapararlo todo.

Esto se parece sospechosamente al cuento de la buena pipa.